sábado, 18 de diciembre de 2021

LIGAR EN TIEMPOS REVUELTOS

Un joven homosexual, alto y rubio como la cerveza, -que cantaría la gran Concha Piquer-, apareció en el vestíbulo del restaurante más televisivo. El chico no es ningún desarrapado  y podría haber salido de Argüelles, Chamberí o del refinado barrio de Salamanca madrileño. “Tiene que ser modernito, artista y que parezca que se droga. Es que me gustan los yonkis, que esté en el banco de un parque, lo veas y pienses que te va a joder la vida. Esos son los que me gustan a mí”. El actor-presentador y celestino televisivo, Carlos Sobera, queda con los ojos a cuadros. ¡Y mira que por sus ojos han pasado las situaciones más dispares y los tipos más extraños, estrambóticos y retorcidos del país!

“No quiero un “cayetano”, ni un ingeniero, quiero un antifa que me regale mecheros. Algo así como un macarra, pero de los que tienen la ceja bien cortada, que lleve aros, chándal… Para mí esa es la gente de bien, no los que llevan náuticos y el fachaleco”. -Añadió Kike, que además se confiesa estudiante de interpretación y que tiene veinte años. Al finalizar la petición del comensal, Sobera seguía impertérrito y no daba crédito a todo aquello: “¿Me estás tomando el pelo?” –balbuceó el presentador vasco, mientras sus cejas se arqueaban como el arco de Robin Hood ante semejante alegato.

Al parecer, la productora no pudo regalar al aprendiz de actor el yonki-macarra solicitado y le llevó una mala falsificación, algo así como un híbrido bastante light del prototipo solicitado. No había nada de canallesco, ni la menor brizna de agresividad en el partenaire elegido. En realidad, ligar a la carta se ha convertido en un hallazgo de la posmodernidad; ya sea a través de Internet o como sucede en este espacio televisivo. Los archivos que debe de manejar esta productora no tendrán que envidiar a la Interpol. Un gran fichero repleto de información con todo tipo de apetencias y gustos amoroso- sexuales del personal hispano y extranjero.

Por tanto, el ligar ya no tiene los componentes emocionales de antaño. Mi amigo, el bodeguero Pepe Cerdá, residente en el mágico pueblo alicantino del Fondó de Les Neus (Hondón de Las Nieves), presume de pertenecer a la última generación que verdaderamente ligaba en el cuerpo a cuerpo, sin más ínfulas cibernéticas  ni otros intermediarios como sucede ahora. Pepe compara el programa diabólico de Sobera, con aquellas situaciones donde se concitaba una esgrima directa entre hombre y mujer, un cara a cara donde podría surgir cualquier arrebato pasional o justamente lo contrario. Mientras tomamos unos vinos en su fantástica bodega más parecida a un museo etnológico, junto al fotógrafo de mirada picassiana Jesús Carbonell; Pepe nos ofrece un catálogo de similitudes entre el toreo y lo que era ligar. La danza surgida en la frontera entre torero y toro, es como la fusión energética en una pareja que baila un tango.

El personal que acude al insólito restaurante televisivo en busca del “alma gemela” proceden de cualquier lugar de España y de todos los sectores sociales, aunque el predominio está en gentes de izquierdas extremadas y de gustos bizarros, algo así como el “perroflautismo” imperante; por ello la cantidad de tinta que cada cual lleve inoculada en brazos u otras zonas corpóreas  se valora al alza por estos individuos. Alguien que penetre en el restaurante sin asomo de tatuajes es visto como un rarito. ¡Y no digamos si viste chaqueta y corbata!

Aunque hay de todo como si se tratara de un bazar chino, los de edades comprendidas entre veinte y treinta años suelen ostentar el mismo discurso: ellas, casi en el papel de policías, les preguntan a ellos que piensan de la Lgtbi o de sus creencias en el feminismo rampante, o incluso sobre la fiesta del orgullo gay. Ellos un tanto dubitativos responden que sí, que les encanta todo eso, aunque se percibe que es sólo una respuesta para quedar bien. Es la clara sumisión del macho a la hembra de toda la vida.

La cosa política también forma parte del interrogatorio, y si el tipo tiene veleidades que no estén bajo la sombra comunista, más si encima dice ser votante de Vox o le gustan los toros, entonces el desencanto de la criatura será enorme y una cierta ira jupiteriana caerá sobre el comensal o bien saldrá corriendo; luego llegará el tema de los celos. Porque esta gente que llenan sus cuerpos con símbolos libertarios, que proclaman filosofías como el vegetarianismo, la defensa a ultranza de cualquier bichejo que vague entre sus pies, en el fondo ostentan una moral de la España de posguerra. No tienen nada de aquellos hippies que poblaron Ibiza en los sesenta.

Viajar es otra de las exigencias. El referente estrella, lo que más se repite es el animalismo. Si no te gustan las mascotas y no sabes convivir con ellas, es mejor que no acudas al restaurante de marras. “Lo importante es el interior” es la frase más devaluada y trasnochada en este lugar, ya que el personal lo primero que hace es medir la altura o escasez de centímetros de su partenaire, así como la densidad de pelo que cobije  su cráneo, y por supuesto la cantidad de tinta inyectada en piel. Como a estos participantes se les hacen tantas entrevistas previas a su cita, en su derecho están de pedir lo imposible: la idealización en extremo sumo; claro, luego viene el desencanto.

“Más que seres humanos, esta gente anhela un prototipo artificial que represente todas esas ideas maniqueas que les están proyectando tanto políticos como medios” –afirma Pepe Cerdá. “En mi época se valoraba la calidad de la persona, sus quehaceres cotidianos y poco más; la naturalidad presidía aquellos escarceos, los enamoramientos surgían de manera casi inconsciente, hoy todo eso se hace en base a cruzar datos a través de la frialdad mecánica de un ordenador”…

domingo, 12 de diciembre de 2021

viernes, 29 de octubre de 2021

RAMIRO VERDÚ, ALQUIMISTA DE LA IMAGEN

Cuando mi amigo, el fotógrafo de mirada picassiana, Jesús Carbonell, me presentó a su colega Ramiro Verdú, de inmediato mi imaginación voló en Air France hacia el Montmartre parisino. Allí me esperaban los principios del siglo veinte entre miles de botellas de absenta, el célebre Moulin de la Galette y toda la atmósfera bohemia que incluía a pintores, escritores, prostitutas, bailarinas, proxenetas y todo un abigarrado espectro humanoide. Y todo ello porque Ramiro me recordaba sobremanera la figura del genial Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec-Montfa, conocido simplemente como Toulouse-Lautrec, quien fuera un gran pintor y especialmente cartelista.


Ramiro y Jesús habían viajado en busca de las criaturas más exóticas y extrañas del planeta. El objetivo de ambos era vampirizarlos a través de sus cámaras; y doy fe que lo consiguieron. Mientras Verdú lo hacía en blanco y negro, Carbonell se daba un festín con todo el espectro cromático, como un poseso del color. La mayoría de estas criaturas sonreían cuando escuchaban los disparos a discreción de los exploradores del Baix-Vinalopó. Para los lugareños debería ser una liturgia divertida, viendo sus expresiones.   

El encuentro con Ramiro se produjo en la plaza mayor de Novelda, bajo uno de esos típicos entoldados que tanto abundan en las cafeterías y bares. Parecía todo un príncipe Igor, al estilo operístico. Sobre la mesa, aparte del consabido Iphone, una copa de color rojo escarlata que semejaba algo parecido a un "bloody mary" y que Ramiro nos confirmó que así era. Nos explicó que era la bebida de moda, que aparte del jugo de tomate, de las gotas de tabasco y del wodka, se le añadían unas gotas de astra-zeneca, moderna y pfizer. ¡Todo un cóktail explosivo, que a buen seguro haría feliz al fotógrafo de Novelda!

Verdú nos habló de Riopar como uno de sus paraísos perdidos, donde encontraba las mejores tonalidades y contrastes para sus fotografías. También mencionó las idílicas puestas de sol que le regalaba el mediterráneo. A diferencia de Carbonell, Ramiro se toma la fotografía con la paciencia franciscana de un pescador de río. Coloca su trípode y mientras tanto deja pasar los minutos, incluso horas, hasta que el clímax estético deseado aparezca como una revelación divina, y entonces el fotógrafo disparará con velocidades bajas de obturación para hallar el milagro.

Por ello, sus interiores y bodegones rezuman una espiritualidad propia de los elegidos. Bodegones que nos recuerdan a Meléndez Valdés, a Sánchez Cotán y Zurbarán. A veces he pensado, después de contemplar semejantes composiciones, que Ramiro esconde secretamente un alma de pintor. Sea como fuere, Ramiro se nos presenta como personaje que remueve nuestra conciencia estética con su arte, como tocado por la varita mágica de un alquimista.


lunes, 25 de octubre de 2021

ASPE EN LA MEMORIA


 

El dinámico y siempre actualizado profesor Galváñ Botella nos hizo llegar estas imágenes teñidas de melancolía, que vienen a ponderar tiempos pretéritos de nuestra bella y querida Aspe. Al igual que un guía turístico dirigiendo un grupo de japoneses en la Puerta del Sol, nuestro entrañable profesor nos ha ilustrado acerca de tales impresiones gráficas, toda una retrospectiva mirada al pasado de una de las más interesantes localidades del interior alicantino.

Entre los años treinta y los cuarenta del siglo pasado oscilan estas fotografías, que muestran con nítida sobriedad la realidad de unas épocas de carencia; tiempos de entreguerra y posguerra, de un vivir al borde del alambre. Edificios emblemáticos, calles y avenidas, lugares cotidianos como aquellos lavaderos públicos, romerías con la patrona del lugar como es la Virgen de Las Nieves, que a su vez comparte patronazgo con Hondón de Las Nieves.

Pero, la historia con mayor carga de ternura contada por el profesor Galváñ, hace alusión a un perro. Así como leen, se trata de "Tarzán", un animal con alma propia, con una sensibilidad que iba más allá de lo irracional.

Tarzán asistía a todo entierro que hubiera en Aspe. Llegaba hasta la iglesia mayor y allí en la misma puerta esperaba la salida del féretro. Luego acompañaba al cortejo fúnebre como si fuera una persona más. Realmente bella y estremecedora esta historia, que nos hace meditar acerca de la gran intuición y sentidos que pueden desarrollar estos animales.




domingo, 17 de octubre de 2021

MARÍA JOSÉ MONTIEL, LA FASCINACIÓN DEL BEL CANTO


 

María José Montiel Barcia, de origen abaranero y gallego es -porque lo dicen voces mas autorizadas que la mia-, una de las eminentes figuras de la Ópera actual. Poseedora de un don, que rara vez regalan los dioses, su voz es una maravillosa gema en la que se aprecia la suavidad del terciopelo, la tersura del lino, la firmeza del diamante y la armonia del grácil vuelo de la gaviota. Y hay también la luminosa y letifica potencia de los agudos, la sensual cadencia del fraseo en la voz media y el misterio y hondura de la noche en los graves.

Otro don de la DIVA es su porte escénico, incluso antes de desgranar una nota. Es ese indefinible "AQUEL" que tienen los que estan tocados por el hado celeste. En escena, con su mano diestra levemente apoyada en el gran piano de cola, impone su esbelta figura con un natural aire de sencillo poderio, al estilo de aquellas otras mezzo: María Teresa Paniagua, Marisol Lacalle, Teresa Berganza...

                                               Rogelio Gil-Serna

Fotografía: Óleo sobre tela. Escena intimísta donde la mezzosoprano despliega su talento, acompañada al piano por mi sobrina Lorena. Dueña de una carrera prolífica y de largo recorrido, María José Montiel ha cantado en los escenarios más importantes del mundo, como los del Carnegie Hall de Nueva York, La Scala de Milán, Kennedy Center de Washington, Salle Pleyel de París, Finlandia Hall de Helsinki, Musikverein, Konzerthaus y Staatsoper de Viena, NAC Ottawa, Cincinnati Symphony, Doelen de Rotterdam, Ópera de Budapest, Sidney Town Hall, Teatro Regio de Parma, Teatro Malibran de Venecia, etc.


lunes, 4 de octubre de 2021

RESTAURANTE "RAMÓN", UN LUGAR CASI DE ENSUEÑO

El restaurante "Ramón" es uno de esos locales que pueden sorprendernos gratamente, estando situado en una población y no en una gran ciudad. Por ello nos congratulamos que alguien decidiera crear ese singular espacio en Monforte del Cid. El oficio y la profesionalidad de su dueño, Ramón Rodríguez se perciben de inmediato, y no es extraño cuando este hombre se educó y cultivó en lugares emblemáticos como es "Jumillano" y "Nou Manolín" de Alicante.

Nada más adentrarnos en el restaurante sentimos aquello como un lugar de gran calidez, acogedor y atractivo. Está conformado por tres espacios: dos comedores amplios y un pequeño receptáculo que queda en la entrada, y que viene a ser el rincón intimista y más coqueto del lugar. Precisamente ahí, tuvimos nuestra primera experiencia, en compañía de unos grandes amigos: el matrimonio Galváñ Botella y el  fotógrafo Jesús Carbonell. Ellos son fieles del buen hacer de Ramón, de paladear sus creaciones.

En realidad, este restaurante ofrece una cocina de rango casero, de platos de toda la vida en contraste con otros de factura más actualizada pero sin llegar a las extravagancias que algunos concursos televisivos sugieren como la gran panacea culinaria, propuestas estéticas más próximas a un cuadro de Tàpies que a un verdadero plato de cocina.

 


Los entrantes reflejan el mimo y el buen trato con el que fueron elaborados. Tomamos unas albóndigas de calamarcitos, con un fondo y empaque realmente sabrosos. Unas ensaladillas "rusas" de la casa, coronadas con huevas de trucha realmente apetitosas, así como unas exquisitas lonchas de ibéricos. Unas zamburriñas gratinadas también nos dejaron los ecos marinos de esta cocina alicantina.

Elegimos un rodaballo, a sabiendas que son pescados de una elaboración mucho más compleja que otros. La respuesta la tuvimos en un rodaballo de una suavidad y texturas como el terciopelo, junto a un fondo verdaderamente delicioso de gambas y verduritas rebozadas.

La carta de vinos de este local es casi inabarcable; contiene vinos y cavas de todas procedencias, y además decoran algunas de las paredes del establecimiento. El servicio es rápido y eficiente, atendido por encantadoras camareras. Aparte del buen comer, lo que sobresale en este restaurante es su atmósfera, donde una ajustada iluminación de corte intimista hace resaltar la colección de litografías, pasteles, acuarelas,  y algunos óleos junto a cerámicas y fotografías que cuelgan en sus paredes. La conjunción de todo ello nos lleva a disfrutar ampliamente de una panoplia de sensaciones que a buen seguro provocará la felicidad de hallarnos en un lugar casi de ensueño.




miércoles, 29 de septiembre de 2021

FESTIVAL DEL ABSURDO

Publicamos esto el 2 de noviembre de 2020, en la web Torosdelidia.es  cuando empezaba el festival del absurdo: Las vacunas suelen llevar de diez a veinte años de investigación, incluyendo el consiguiente testeo entre aquellos atrevidos u osados que se sometan como cobayas para ser probadas. Claro, que cada día aparecen noticias de nuevos ensayos, en China, otro día en Inglaterra, otro en Norteamérica. Lo del coronavirus se ha convertido claramente en "coronacirco", por lo que cualquier información de este tipo viene a tener la misma credibilidad que la palabra del actual inquilino de la Moncloa.


Nosotros, que no tenemos la cultura médica del licenciado Simón o el patético ministro ídem, ni de ningún sanitario, sí hemos tirado de historia, de situaciones semejantes, tales como la irrupción del Sida o aquel envenenamiento producido por lo que llamaron "aceite de colza". Entre todos estos encontramos elementos comunes.

Para empezar, la culpa de tan misteriosa enfermedad llamada Sida, tremendamente selectiva, pues actuaba contra homosexuales y drogadictos,  la cargaron en la cuenta de unos animales. Y hay que ser muy retorcidos, para hacernos creer que unos turistas de paso por la selva habrían copulado con unos pobres monos africanos. Luego, estos humanos serian los transmisores del supuesto virus. Pero esa es la versión que se nos dio a nivel oficial del virus. ¡Un tanto escatológica, absurda y sibilina, nos parece!... En la actualidad, el muerto se lo han echado a los murciélagos chinos. Evidentemente, a estos animales les puedes culpabilizar hasta de la muerte de Kennedy, porque hablar no está dentro de sus posibilidades. 

Aquella historia puso en jaque a la sociedad internacional en los años ochenta; ¡algo así, como que se nos venía encima el Apocalipsis!...Tal y como hoy sucede, se habló hasta la extenuación de vacunas que combatieran aquello. Pues, les diré que pese a los muchos años transcurridos, nunca llegó vacuna alguna; sólo se crearon algunos medicamentos paliativos. Más o menos parecido a lo del cáncer: a las farmacéuticas no les interesa erradicarlo, y sí mercadear con paliativos.

Y ahora, vayamos a nuestro territorio ibérico; recordemos aquél episodio no menos trágico, como lo fuera el "aceite de colza". En aquella historia, fueron unos mercaderes de aceite quienes pagaron el pato, cuando se supo que aquella catástrofe la causaron unos potentes pesticidas, producto de unos ensayos químicos en Torrejón de Ardoz de una multinacional alemana. Se les fue de las manos, y miles de tomates recibieron aquella pócima mortífera. Así se escriben estas historias; siempre es el más débil de la cadena, o aquellos que no pueden hablar como esos pobres animales, quienes cargan con la etiqueta de culpables. 

Tanto en este caso, como en el actual coronavirus se dieron las mismas circunstancias: el experto médico que descubre que el aceite de marras no es el causante de las centenares de muertes que hubieron, fue fulminado y se le hizo desaparecer. Lo mismo que sucedió con el joven médico chino, el cuál denunció los entresijos del coronavirus. También y al igual que sucede ahora con Simón, aparecía un ministro haciendo conjeturas de corte humorístico sobre el posible bichito que había causado tanto daño.

Ahora bien, si ustedes, amables lectores, investigan por su cuenta, nunca llegarán a entender el por qué este virus asesinaba cruelmente en Ciudad Real, Madrid o Segovia; en cambio apenas se dejaba ver en Japón o las dos Coreas, países tan próximos a China. Por ello, cuando algún osado "youtuber" habla de la posible incidencia de las radiaciones provocadas por las nuevas antenas de telefonía en el "covid", de inmediato les cierran los canales. En realidad no sabemos nada, pero también cada día es más evidente: tenemos la sensación de que nos están tomando el pelo. Aunque, para ignorantes ya está la famosa Organización Mundial de la Salud que ha errado hasta la friolera de 34 veces 34, en lo que va de "pandemia" para explicar de que va la cosa del virus "made in China".


 

jueves, 23 de septiembre de 2021

LUIS MOLINA, UN PINTOR AMANTE DEL TORO

Al igual que existen aficionados toreristas y toristas, en la pintura taurina están aquellos pintores que han dado preferencia al torero y aquellos que su arte ha derivado hacia el toro. Zuloaga o Vázquez Díaz se sitúan como retratistas de toreros; otros como Julián Alcaraz dedicó su oficio a exaltar la belleza del toro. El pintor de Blanca (Murcia), Luis Molina utilizó su inmenso talento pictórico para enaltecer la figura de uno de los animales más atractivos y cautivadores: el toro bravo.


El toro en la dehesa, sólo o acompañado de la manada, junto a los mayorales a caballo, bebiendo en una charca o bramando al viento en un atardecer lujurioso de tonalidades calientes. Plasmar la morfología de un toro de lidia no es nada sencillo; no es pintar una manzana junto a unas uvas para conformar un bodegón, ni hacerlo sobre un paisaje inerte. Transferir la gran carga estética que conlleva un animal fiero, incierto y repleto de misterio como es el toro bravo es tarea harto complicada, pero si se consigue puede ser lo más fascinante para su autor.


Por ello, cuando observamos pinturas o carteles taurinos, de inmediato podemos advertir si el autor es o no aficionado a la tauromaquia. Porque aquí no pueden haber enmascaramientos, para insuflar vida a una escena de corte taurina se tiene que ser aficionado a carta cabal. A través de sus pinturas, Luis Molina ha rendido homenajes a toros en su plenitud, a los diferentes pelajes de capas, a los diversos tipos de encornaduras y todo aquello que huela a campo bravo. Su pasión no quedó ahí, porque el pintor de Blanca tuvo tiempo y gusto exquisito para inmortalizar a toreros. Ejemplos como Pepín Liria o un jovencísimo Víctor Puerto que posaron para el. También lo hicieron novilleros de aquellos "prometedores", que al fin y al cabo fueron flor de un día.


Cuando alguien se va de este mundo solemos entonar plegarias emotivas, donde recogemos las excelencias, las bondades de quien partió a otros confines. La figura  de Luis se difuminó con 88 años, pero tuvo el gran lujo de dejarnos su inmensa obra pictórica. En la estela poética que dejaron sus toros sobre el lienzo, seguiremos sintiendo su latir de hombre bohemio, de quien sólo vivió para pintar, de haber sido un enamorado de la vida.

 


sábado, 11 de septiembre de 2021

SE NOS FUE UN PINTOR DE LOS DE VERDAD, LUIS MOLINA

      
Le conocí a través del amigo y colega Rogelio Gil-Serna. Luis solía visitarle en Abarán; allí en el mesón "Alaska" compartían algunas "cañujas", aunque Luis era más bien de vinos. Las primeras obras que vi de él eran retratos de toreros de gran formato. Estaban pintados al óleo sobre tablex, con una técnica primorosa, de un "sfumato" realmente bello. Tenían algo de renacentistas, quizás por esa suavidad de las formas. Aparte de los conceptos técnicos, Luis poseía ese ojo clínico para el retrato: lograba unos parecidos entre el modelo y lo plasmado que eran de una contundencia absoluta. Nada más tratarlo por vez primera,  supe que el pintor Luis Molina no era persona aduladora, de aquellos que te dan lustre, te regalan los oídos y a la vuelta te ponen verde. Su mirada escrutadora, incisiva como un halcón era lo suficientemente expresiva como para marcar los terrenos, de saber que se trataba de alguien que gustaba de la honestidad; de ser claro y rotundo sin ambages. Años después de aquél primer encuentro en Abarán fui testigo de una anécdota que revela al personaje, precisamente por esa rotunda sinceridad: habíamos coincidido en una galería y la propietaria del local había decorado unas columnas de dicha galería a base de colores primarios, mezclados entre sí, sin mayores refinamientos. Le preguntó a Luis acerca del resultado obtenido y éste sin más contemplaciones le respondió: "eso es un chafarrinón horrible". La galerista, un tanto humillada, todavía sacó orgullo para replicarle: "Luis, que las he pintado yo". A lo que el pintor de Blanca respondió: "aunque lo hubiese pintado Velázquez me seguiría pareciendo horrible". Imagino que a partir de aquel desenlace los tratos entre galerista y pintor no irían muy lejos.
Luis Molina junto a su hijo, el pintor Fidel Molina. Ante todo, Luis Molina fue pintor-pintor, de los que su nombre habría que enmarcar con letra gótica. Y decimos esto, porque en el mare magnum del arte, cualquiera se otorga la licenciatura de pintor, cuando sabemos lo difícil que es reunir las cualidades para ello. Puede que, Luis, con ciertas dosis de ingenuidad, considerase que la obra hablaba por sí sola, que esa obra sería suficiente para otorgarle un gran prestigio como artista. Pero la obra por sí misma no te respalda nada, al menos en España, y mucho menos en Murcia. La carrera de artista pintor ha de sellarse con el estigma oficialista, ponderado y bendecido por los medios de desinformación, y que el autobús del partido político imperante te pille subiendo en el. Que tengas que sacrificar el tiempo del propio trabajo para asistir a saraos de dudoso gusto; y que siempre tengas a mano una frase aduladora para el regidor de turno. Eso te garantiza la revalorización de la obra, por más repetitiva y cansina que ésta sea. Alguna calle le pondrán tu nombre, incluso si se es perseverante en la causa hasta te pueden dedicar un museo.
El maestro Rogelio Gil-Serna, gran amigo de Luis Molina. Todo eso no entraba en la particular filosofía del pintor de cabellos blancos y ojos de gris azul. Él no estaba por esa labor de zascandileo permanente, en esa feria de vanidades donde los ególatras sacan el cuello como un pavo real, a la vez que sacuden sus lujuriosas plumas salpicadas de orgullo y auto complacencia. Con esa misma forma de ver las cosas se fue el mejor pintor que tuvo Cieza, Jesús Carrillo. Serían dos historias paralelas, dos espíritus que no estaban por la labor de ser meros productos de mercado; ellos tuvieron más dignidad. Vivieron para pintar, independientemente que sus obras tuvieran mayor o menor eco. Ellos se sabían grandes en su interior; trataron todo tipo de temas: retratos, paisajes, bodegones, marinas, etc. Dominaron diversas técnicas, pintaron con todos los registros cromáticos, y ante todo pintaron, no dibujaron. El destino quiso cruzarme por última vez con Luis Molina, y fue en el restaurante "Mesón del Moro". Él estaba comiendo junto a su hijo Fidel, también pintor y su pareja. Y como si una bella historia se cerrase, allí estaba la persona por quien conocí al pintor blanqueño, el maestro Rogelio Gil-Serna. También sería el maestro Gil quien me comunicara su muerte. Sólo nos queda el saber que tuvimos un amigo fiel, alguien que respiraba arte incluso cuando saboreaba una copa de vino. Que vivió como un solitario frente al destino, y que nunca vendió su alma al diablo por un cachito de gloria.

miércoles, 18 de agosto de 2021

JOSÉ ANTONIO GALVÁÑ BOTELLA, UN RENACENTISTA EN EL SIGLO XXI

Podría haber nacido en la Florencia de los Médicci, también de Savonarola, y en la Venecia de los Dux, cuando Tintoreto y Tiziano rivalizaban en composiciones casi imposibles y coloridos reverberantes. De fondo, la enigmática figura de Antonio Vivaldi, y un teatro, "La Fenice" como basílica mayor de la gran Ópera.
El catedrático Galváñ Botella podría haber ocupado un lugar y protagonismo en el devenir histórico de cualquier ciudad emparentada con las artes, pero el destino lo situó en la alicantina ciudad-pueblo de Aspe; -una isla lingüística y otras cosas en el contexto de la comunidad valenciana. Galváñ que lo ha sido todo en la vida: profesor, colombófilo, historiador, entrenador de fútbol, director de zarzuela, escritor, concejal de cultura, incluso fue sacerdote durante tres días, es un gran catador de la vida. Aflora en él, nada mas conocerle, la empatía propia de las gentes talentosas, el deje profundo de su mirada penetrante a la vez que dulce, en la forma como gesticula o la fina ironía con la que va salpimentando sus comentarios. Tomar unos vinos con José Antonio, es siempre un mayestático placer, al calor de las pinceladas de hombre sabio y exquisito va desgranando sus particulares formas de ver los entramados de la vida. Junto a él, Nieves, su esposa. Como reza el dicho, más bien tópico, detrás de cada hombre brillante existe, una singular mujer; alguien que pondrá sensatez, equilibrio, el "savoir faire" de la condición femenina en la cotidianidad.
Quizás su obra más emblemática es, "Aspe, isla lingüística". Un precioso libro con una fantástica portada del pintor alicantino Pastor Calpena, y donde el profesor hace una recopilación de giros lingüísticos, así como de nombres, apodos y orígenes de todas las familias de Aspe. Una labor casi detectivesca, donde un trabajo concienzudo a la vez que escrupuloso, deja un sustancioso bagaje del ayer y del hoy, de un lugar diferente, pueda que hasta exótico en la comarca del Baix-Vinalopó.
Cada día, el profesor desciende a los sótanos de la historia, sumergido en la atmósfera de su peculiar despacho; una mezcla entre anticuario y un regio salón familiar de principios del siglo XX. Una catarata de libros afloran por doquier, colecciones cinematográficas, obras pictóricas, muebles de época, múltiples y  raros objetos se agolpan en el cuadrilátero misterioso y barroco de un espacio sacralizado al saber. Cualquier chamarilero del Rastro madrileño perdería la cabeza ante este venerable arsenal que habla del tiempo con mayor vehemencia que el mejor reloj suizo.
Uno se puede imaginar a Borges, o a Josep Pla sentado frente a la chimenea; pero será el espíritu de Leocricio quien anide en tan señero espacio. Leocricio Almodóvar fue y es el faro guía que ilumina la memoria de Galváñ Botella. Un hombre rebosante de talento, que marchó joven a otras latitudes, pero que siempre será recordado como un aspense de cultura universal. Quizá él sea, el estigma más entrañable de todo lo coleccionado por el profesor Galváñ.

domingo, 8 de agosto de 2021

PEDRO CARBONELL y "LOS SILENCIOS DEL BÚHO"

 


Un taller de escribas residentes en la paradisíaca isla de Patmos crearon el libro más terrorífico de la historia: "El Apocalipsis". ¿Cómo se puede escribir semejante libro en un escenario idílico, de tan insultante belleza? Hoy, ya en pleno siglo XXI, el mentado apocalipsis es anunciado, y no a golpe de trompetas, sino por plastificados e idiotizantes bustos parlantes en los telediarios de medio mundo.

Estos depravados, previo incentivo económico de los gurús satánicos del planeta han puesto al personal al borde de la locura, y todo ello por un virus que nadie ha visto. Han provocado más terror que la productora Hammer, con todo su arsenal de condes Drácula, Frankestein, y demás universo de monstruos maléficos. 

Mientras toma forma la nueva situación apocalíptica, el poeta Pedro Carbonell disfruta con vehemencia de su "altra passione": escribir. Y lo hace desde un lugar emblemático, que él con deliberado buen gusto eligió, la villa alicantina y marinera de Santa Pola. Procedente de una familia numerosa de Novelda, habiendo vivido y trabajado en la deliciosa Aspe, Pedro giró el timón de su vida, orientándose directamente al Mediterráneo. Quiso sentir los vientos salobres, aromados de yodo entre viejas barcas de pescadores para escribir "Los silencios del Búho". Un libro dividido en cuatro apartados, como los cuatro evangelios canónicos, que su autor dedica a la poesía más intimista; también profesa una serie de semblazas a personajes del arte, tales como Gloria Fuertes, Mari Trini, Chavela Vargas, Jairo, o Edith Piaf entre otros.

Se nota que Pedro Carbonell es un ávido observador, casi un "voyeur" de todo cuanto circunda a su alrededor. Sus poemas no sufren de cursilería, como es dado en tantos poetas, ni de expresiones alambicadas. Su lenguaje es conciso, de una encomiable sencillez; y eso siempre se agradece. La ternura está tan presente como aquellos recuerdos familiares, (Gracias, madre Lola) entre otros; amorosos y lugares que le dejaron huella sentimental. Sin duda, "Los silencios del Búho" causarán deleite y emocionarán al lector a buen seguro, ya que intuimos que su autor también disfrutó, y vivenció cada estrofa, cada palabra, cada letra...



 

jueves, 24 de junio de 2021

MANZANARES, SENTIMIENTO Y ORGULLO DE ALICANTE


Como no podía ser de otro modo, Giovanni Tortosa no podía pasar por alto el año en que celebramos el cincuenta aniversario de la alternativa del maestro José María Manzanares, Dios lo tenga a su vera.

Han vuelto los toros a Alicante tras la cruel pandemia que hemos sufrido y, para colmo, estamos de celebración ante el hecho antes descrito, hasta el punto de que Manzanares, hijo, actúa en dos ocasiones para rendirle homenaje a su progenitor. Se trata, como digo, del año “manzanerista” por excelencia.

Obvio era que, Giovanni Tortosa, artista y catador del buen toreo no podía olvidarse de Manzanares y de toda la celebración que este año lleva consigo tan singular torero, de ahí este lienzo que mostramos en que, la sensibilidad de nuestro artista es una muestra evidente de su talento al plasmar en su lienzo al inmortal torero alicantino.

Gracias al arte de nuestro compañero, además de todas las letras que hemos vertido en honor de José María Dols Abellán, conocido mundialmente como Manzanares, la obra de nuestro compañero viene a refrendar todo lo que hemos aportado cual granito de arena para tan célebre onomástica.

No nos queda otra opción que darle las gracias a nuestro compañero y artista, Giovanni Tortosa, por habernos regalado su esfuerzo, tiempo, dedicación y talento para honrar la figura del más grande torero que ha dado Alicante, José María Manzanares.

                                                            Luis Pla Ventura

martes, 22 de junio de 2021

LA COCINA ALEGRE DE GUILLE RODRÍGUEZ



Yimmie Oliver es su gran referente. El cocinero inglés sería algo así como su "chef" de cabecera. Guille Rodríguez es manchego, aunque encontró en Mallorca el lugar ideal para consagrarse en el buen cocinero que es. Por suerte para nosotros, tanto Guille como Oliver están alejados de esa cocina minimalista, que tanto nos pretenden vender los concursos televisivos. Ambos son cocineros que gustan de las elaboraciones directas, cargadas de densos aromas, a veces silvestres y otros mas atemperados. En definitiva, huyen de las cursiladas tan en boga en las cocinas pretenciosas e instaladas en esos circos televisivos donde se insulta al arte culinario, porque cocinar es un arte que requiere de tiempo, paciencia y buen gusto; nunca se puede elaborar un plato teniendo un cronómetro por delante y unos tipos que fustiguen con prisas a los eventuales cocineros.

El repertorio de Guille es amplio y diverso, teniendo los pescados de la costa mallorquina como elemento potente, así como las ensaladas repletas de sabores, animales como el pollo y otras variantes como los aceites esenciales, pinchos y muchos trucos  que facilitan las técnicas de cocinar. Como escenario de sus vídeos, el cocinero utiliza su propio jardín; un lugar pletórico de luz mediterránea, y muy rico en plantas que luego son usadas para enriquecer los platos.

Su manera de cocinar, tan directa, a la vez que escasamente protocolaria y sí informal y desenfadada, nos hace familiarizarnos con el cocinero y sus platos. De su elaboración resultan platos alegres, rebosantes de color, y como Guille es partidario de darles ese toquecito "cañero", pues añade gustosamente picantes que les confieren mayor potencia.

Pero es cierto que el éxito de Guille no son sólo sus platos, sus dotes para la comunicación son más que notorias; simpatía y un espléndido sentido del humor hacen que sus vídeos en Youtube tengan la conexión con simpatizantes y aficionados a la cocina. Y eso, en tiempos como los actuales se agradece y mucho. Por ello, gracias al autor de "Pilpileando", por hacernos disfrutar de su talento, y a la vez participar de su gran pasión.    

                                                  Giovanni R.Tortosa

miércoles, 16 de junio de 2021

FANDIÑO, INOLVIDABLE


                Iván Fandiño en un lance. Obra pictórica de Giovanni Tortosa.


Era una tarde de junio, del día 15 concretamente en que, Iván Fandiño y los suyos partieron hacia Francia, en este caso, hacia Air Sur Ladour, el pueblo donde Iván tenía que actuar el día 17. El diestro quería llegar con tiempo para descansar, relajarse, darse una vuelta por la ciudad, en definitiva, llegar muy concentrado para el día del festejo en que, los toros de Baltasar Ibán estaban esperándole.

Estaba superando Fandiño un bache tremendo en el que el taurinismo le hundió porque, como el mundo sabe, el diestro de Orduña era un hombre muy peligroso para el sistema, sencillamente porque no quería acatar órdenes y mucho menos imposiciones de la dictadura del toreo. Era libre, por tanto, sabedor del precio que tenía que pagar porque, en definitiva, el único delito que este hombre cometió no fue otro que haber llenado por completo la plaza de toros de Las Ventas, un 29 de marzo de 2105, hito que jamás había logrado torero alguno, con el agravante de que, en dicha tarde los toros no colaboraron para que Fandiño lograra el éxito.

Aquel arrebato de valor espartano junto a la heroicidad que suponía el hecho de encerrarse con aquellos seis toros, no tuvo premio porque el ganado resultó imposible, pero sí todo un castigo por parte del taurinismo que, todos juntos vieron la ocasión propicia para frenar en seco a Iván Fandiño que, hasta aquellos momentos había tenido tardes épicas en Madrid, algo que refrendaba en todas las plazas de España, Francia y América.

Si de premios hablamos, podemos afirmar que Iván Fandiño ha sido uno de los diestros más laureados en todos los órdenes en el presente siglo en que vivimos; por doquier se contaban los galardones en su casa, todo ello producto del resultado de sus épicas tardes, de su gloria en los ruedos, de su sangre derramada y de su tremenda capacidad como lidiador que, al final, tras tantísimo esfuerzo, su labor ya estaba rociada de una inmensa torería, como digo, la que esgrimía en todos los ruedos del mundo.

Tras aquella travesía por el desierto de la ingratitud por parte del empresariado, Iván Fandiño estaba superando el trance a base de triunfos en festejos que le llegaban a regañadientes pero que él aprovechaba al máximo; cualquier festejo, para él, era importante porque había que resurgir ante todo. El “león” no estaba muerto, más bien le tuvieron adormilado pero todo el mundo sabía que rugiría de nuevo y, así sucedió.

Como siempre, no le importaba la plaza y mucho menos los toros a lidiar que, como era sabido por todos, Fandiño ha sido el diestro que más ganaderías encastadas lidió y con las que consiguió triunfos memorables; es el diestro que menos actuó junto a las llamadas figuras del toreo pero que, pese a todo, quedó líder del escalafón en dos años consecutivos. Las trabas fueron muchas, pero desde el mismo día que se doctoró.

Le conocían como el “pelotari” por aquello de que Iván, como buen vasco, practicaba dicho deporte. Pero a nadie le hacía gracia alguna que, un pelotari vaso se adentrara en el mundo de los toros con aquellos cojones que tenía, incluso con el desprecio hacia su propia vida, pero con la bellísima intención de ser un torero importante, a fe que lo logró por completo.

Muchísimos fueron sus éxitos, incluso sus cornadas, las que jamás le arredraron en ningún momento; lo suyo era la consecución del triunfo, el valor por el que luchó y con el que se enfrentó al propio sistema, hasta el punto de que, como dije, las figuras le temían por completo; no era agradable para nadie torear junto a Iván Fandiño puesto que, su sinceridad y gallardía enfrentándose a los toros no era el denominador común de las máximas figuras del toreo que preferían el burro adormilado antes que competir con el vasco para lidiar toros auténticos, de los que hieren y matan.

En definitiva, una vida para enmarcar y para ser contada como ha sucedido en varios libros que se han editado, los que certifican la grandeza de un hombre ejemplar que, contra viento y marea supo ganarse la gloria terrena, especialmente el que relató Javier Bustamante, un modelo de narrativa taurina de la que gozaremos eternamente, así como el que escribió el que fuera su apoderado, Néstor García que, sin tapujos, habla de la grandeza de este vasco singular.

Hablamos de un personaje de leyenda porque fue lo contrario al estereotipo que marca la sociedad y con mayor énfasis dentro del mundo de los toros. Era la envidia de todos porque, en definitiva, fue un hombre libre y en la sociedad en que vivimos, dicho valor brilla por su ausencia, de ahí el reconocimiento total hacia un hombre que, de la libertad hizo un modo de vida.

De tal modo transcurrió su vida en la que, como sabemos, aquel 17 de junio de 2017, ilusionado como siempre se enfrentaba al toro, pero lo que no sabía Iván era que, en aquel momento se enfrentaba al destino que, a modo de un toro criminal, en una maldito lance resultó cogido con una cornada gravísima que, llegado al hospital solo pudieron certificar su muerte. Murió un grande de la tauromaquia, un luchador empedernido, un hombre distinto y distante hacia todo lo que no oliera a verdad. Allí, en aquel pueblo francés, un hombre honrado entregaba su alma a Dios, pero los aficionados, cada año por estas fechas le recordamos con inmenso cariño y, sin duda, con la misma admiración que le dedicamos en vida.

                                                                        Luis Pla Ventura

martes, 15 de junio de 2021

LAS ESCUELAS ESTÁN DE MODA


            Íker Ruíz en un tentadero de la ganadería Nazario Ibáñez.


En los últimos fines de semana estamos asistiendo a bastantes festejos donde son protagonistas alumnos de escuelas taurinas. Son ciclos eliminatorios, donde alternan varias escuelas al unísono. Desde que Canal Sur Andalucía iniciara esta modalidad, se han sumado otras entidades audiovisuales, dando una cobertura mayor a estos festejos, donde tanto se juega el futuro de la tauromaquia.

También, el espacio taurino de la 2, “Tendido Cero” se ha sumado a este interés, ofreciendo amplios reportajes sobre el trasfondo de algunas escuelas. Hace un mes, este programa nos regaló un maravilloso contenido acerca de la escuela de Alicante, dirigida por el torero Francisco José Palazón, siendo colaborador directo el banderillero Álvaro Oliver. Y este pasado sábado era la escuela de Badajoz la gran protagonista. Un centro taurino que ha dado la mayor cantidad de novilleros en los últimos años, bajo la dirección de quien fuera un torero honesto, de una valentía enorme como Luis Reina. De Luis, recordamos sus faenas a toros de ganaderías duras, y especialmente el recibimiento a “porta gayola” que le hizo a un Victorino en Las Ventas. Era la primera vez que un matador se atrevía a semejante suerte con un cárdeno de la A coronada.

De todo ello, lo mejor es saber  la enorme calidad que existe en muchos de los aspirantes. La rivalidad entre ellos está ahí; intensa y reveladora. También nos satisface, que en la actualidad, aparte de sus profesores, estos alumnos tienen más espejos donde mirarse: Pablo Aguado, Juan Ortega o incluso el veterano Urdiales. El escaparate del toreo bueno se ha abierto en los últimos tiempos, y posiblemente del Juli sólo podrán envidiar los números de su cuenta corriente, pero no su forma de entrar a matar. Del mismo modo podríamos dar otros referentes de nuestras amadas figuras, que van dejando de ser icónicas.

La problemática para estos aspirantes a la gloria, llegará cuando tengan que cumplir con las 25 novilladas con caballos, que son necesarias para llegar a la soñada alternativa. Y visto lo visto, durante tantos años, se nos antoja que lo más importante para el triunfo de un futuro torero es encontrar el “ideólogo” que les aporte carisma, sentido a su arte, y una ubicación personal y diferente entre la torería. Algo así como lo fuera Antonio Corbacho con José Tomás y posteriormente con Alejandro Talavante. En el planeta taurino podemos encontrar personajes de lo más variopinto y diverso, pero Corbacho sólo hubo uno.

Giovanni Tortosa

(En la fotografía podemos ver a Íker Ruíz, firme promesa de futuro de la escuela alicantina)


viernes, 28 de mayo de 2021

LOS MEJORES "PASOS" DE LA SEMANA SANTA CIEZANA

 


 

Desde nuestro modesto blog hemos elaborado una selección con los mejores "pasos" que procesionan en Cieza. Claro, todo ello bajo nuestra particular visión sobre dicho tema, y habrán muchos lectores que seguramente discreparán de ello. En cualquier caso hemos usado unas directrices y criterios nada caprichosos.

En principio, dividimos en tres grupos los 44 pasos que procesionan en Cieza. Y lo hicimos al igual que hacen los historiadores, bajo el criterio de la dificultad: en el primer grupo, colocamos aquellos tronos que contienen tres o más de tres figuras. En el segundo, situamos a los que tienen dos. Y en el tercero entraron el resto, es decir, aquellos pasos de una sola talla. Este último se componía de veintiuno, mientras que en el primer grupo aparecían diecisiete, siendo el segundo grupo quien menos tenía, sólo seis.

Dimos prevalencia al primer y segundo grupo, debido a la complejidad que entraña para cualquier artista imaginero crear una composición con varias figuras, que dista mucho de elaborar una imagen de vestir, donde un palo de madera sujeta un busto y cabeza, que junto a las manos es todo el trabajo que tuvo su autor. De partida, consideramos que de esos grupos, tendrían que salir los pasos más valorados, por lo anteriormente dicho: la gran problemática de componer un grupo escultórico, donde además pueda ser observado con la mayor naturalidad desde cualquier punto a su alrededor, incluyendo la visión aérea.

Esta circunstancia la tuvimos muy en cuenta a la hora de valorar aquellos grupos que seleccionamos en una criba, donde también eliminamos aquellos pasos en los que habían figuras de varios autores, por ejemplo: "Oración en el huerto" y "Flagelación". En el primero, tanto el ángel como la figura de Jesús fueron elaborados por Sánchez Lozano y el resto de figuras son de autor desconocido. Algo parecido sucede con el segundo, donde González Moreno creó su mejor obra de todas cuantas elaboró para Cieza, y los populares "sayones" son de autoría anónima. También el paso de "Cristo Yacente y Virgen del Dolor" comparten autoría entre José Planes y Álvarez Duarte.

Gestualidad,  naturalidad, policromía, transmisión estética y emocional fueron elementos que tuvimos en cuenta para poder llegar a seleccionar los cuatro finalistas de una lista de diecisiete. En definitiva, la escenografía y también la iluminación; -cuando fueran pasos de noche-, tendrían también su influencia.

Aunque nos gustaba mucho su composición, que nos recordaba a Tintoretto, y visto, tanto en escorzo como desde arriba era casi perfecto, no lo consideramos como una obra redonda y maciza. Nos referimos al "Lavatorio de Pilato", que aún siendo tallas de cierta sobriedad, sin apenas refinamientos, su autor Mariano Spiteri supo otorgarle fuerza y contraste.

Hemos hecho una excepción en esta lista, reconsiderando un grupo escultórico que tiene  mucho interés: "Unción en Betania" de Carmen Carrillo.  El marcado acento teatral que preside esta composición, por otro lado bastante equilibrada, nos hizo reparar en ella. Las figuras de Marta y María ostentan un donaire, un portentoso embrujo plástico que no pasa desapercibido. En cambio, la figura de Jesús, quizás demasiado hierática, nos hace recordar el clásico prototipo de Jesús ante la Samaritana. Por otro lado, la puesta en escena de este paso nos parece muy sugerente y casi mágica; la iluminación envuelve las figuras desde abajo, provocando la ilusión óptica que les confiere un aire como de flotación en el trono.

Los finalistas fueron: "Santo Sepulcro", "Jesús en la calle Amargura", "La Caída" y "Entrada triunfal en Jerusalén". El paso de Manuel Juan Carrillo "Santo Sepulcro", bordea la perfección en cuanto a su estructura compositiva. Aparte del lirismo que rezuma a través de los ángeles que arropan el cadáver del Nazareno. Es, sin lugar a dudas una de las obras más poéticas de cuantas desfilan.  Al respecto del paso de Hernández Navarro, diremos que nos gusta su ritmo cadencioso, los márgenes entre las figuras acompañantes y Jesús. La composición es buena. Es sin duda, la mejor obra de este autor en Cieza. Pero hay un algo que nos hace retroceder, y es  esa frialdad que envuelve al grupo, a pesar del fuerte dramatismo de la escena. Y no es casual, las obras de este escultor están presididas por esa misma gelidez, como si estuvieran sumergidas en una fría niebla.

Nos quedaban "La Caída" y "Entrada triunfal en Jerusalén". Del paso de Sánchez Lozano nos gusta la alta expresividad en todas sus imágenes. Estamos ante uno de los mejores escultores murcianos con mayor conocimiento del oficio; sus obras traslucen una luminosidad inusual. Y aunque en este caso, "La Caída" no es una réplica de Salzillo, pero sí está inundada del estigma salzillesco, respira una gran potencia del maestro, y esto nos hizo reconsiderar su calificación ya que habíamos prescindido de otros grupos como la magnífica obra de Lozano Roca, "El Prendimiento",  por ser una fiel réplica salzillesca. Es probable que algún lector no entienda esto, porque aún considerando que todo artista pueda tener grandes influencias de otros maestros, hemos querido valorar la personalidad de cada autor; que ésta se eleve por encima de las influencias ajenas.

Y por fin llegamos al "number one" de nuestra particular clasificación, que para muchos representará una sorpresa. Se trata de uno de los pasos con mayor arraigo popular en Cieza: "Entrada triunfal en Jerusalén". ¿Qué cosas vimos para llegar a esta conclusión?  Indudablemente su composición, aparte de muy equilibrada, ceremonial y presidida de una naturalidad impactante. Los elementos están integrados en una perfecta ligazón, que le transfieren esa esencia tan apreciada en toda obra de arte: "atmósfera". Cualquier espectador puede imaginar un pedregoso sendero frente a las murallas de Jerusalén, donde transitan los personajes del paso de Carrillo, entre la algarabía de los seguidores del Maestro. La frescura y naturalidad en el caminar de las figuras que encarnan a Santiago y Juan son de una altura encomiable. Incluso podemos intuir su diálogo. La gestualidad, así como el estofado y la delicada policromía, junto a unos ropajes de cierta sobriedad le otorgan un sello de autenticidad.

En el segundo grupo, en una lista de sólo seis, cuyos pasos contienen dos figuras, elegimos como finalistas, "Coronación de espinas"; una representación del más puro barroco andaluz, cuyo autor es el cordobés Francisco Romero Zafra. Francisco Buiza, Álvarez Duarte y el propio Zafra forman la trilogía que mejor representa este estilo. Incluso cualquier espectador podría confundirse en las obras de uno u otro, ya que son muy parecidas entre sí.

Por otro lado, teníamos el bloque de madera, repleto de golpes de gubia con mayor genialidad de todos cuantos transitan por las calles ciezanas. Nos referimos a la obra del valenciano José Capuz. La sobriedad ascética y naturalidad que transmiten la figura de un Jesús, ya cadáver, escorzado, que parece escurrirse entre el regazo de una madre que llora sin que  veamos lágrimas en su rostro, nos deja absortos por su maestría. Un rostro femenino, que muy probablemente sería el de Elvira Danieli, su esposa italiana, además de su modelo preferida. No hay dudas cuando pensamos que éste es uno de los mejores pasos de la semana santa ciezana.

Por tanto, hay razones de sobra que justifican esta valoración. En cualquier caso, son siempre estimaciones que en nada tienen que ver con la oficialidad, donde puede que lo más valorado sea aquello por lo que más dinero se pagó. Nosotros no tenemos que rendir pleitesía a nadie, ni cofradías, ni artistas, ni nada que tenga que ver con la semana santa ciezana. Tampoco nos van a llamar para dar una conferencia sobre el tema; por ello sólo damos nuestra opinión, que por otra parte no es fruto de la improvisación, sino el resultado de años de estudio y reflexión.

jueves, 6 de mayo de 2021

MORANTE, "RARA AVIS" EN LA TORERIA

 

 

Semanalmente, como viene siendo una norma bella, nuestro compañero Giovanni Tortosa se esfuerza para que, en dicho ciclo, nuestros lectores queden asombrados ante su obra, tarea importantísima de su parte, amén de un esfuerzo impagable, sencillamente, porque el arte no tiene precio.

En esta ocasión, como muy bien podemos apreciar, Giovanni Tortosa se ha recreado con Morante de la Puebla y, de forma muy concreta, en la expresión inenarrable que Morante tiene con el capote. Sus lances a la verónica, como es sabido por todos los aficionados, rezuman ese olor a jazmín que tanto embriaga a los aficionados.

La verónica, en manos de Morante alcanza rangos épicos si ello lo cuantificamos como expresión artística, algo que ha reparado Giovanni cuando nos ha “dibujado” al diestro de La Puebla en su expresión más hermosa capote en mano, la verónica.

Sin lugar a dudas, el esfuerzo que realiza cada semana nuestro admirado Giovanni es digno de encomio, de una ovación sin medida, sencillamente porque si el arte suele ser muy complicado, expresarlo para nuestros lectores de forma semanal es todo un logro admirable.

                                                                    Pla Ventura

jueves, 1 de abril de 2021

FRANCISCO HURTADO, EL TALENTO DE UN EMPRENDEDOR

 

Francisco Hurtado
 
 
 
Valéry Giscard d'Estaing gobernaba La France en esos años; las películas de Belmondo y Delon estaban de moda, Silvie Vartan y Claude Francois  sonaban en las radios, el gran Café Fiore lideraba el glamour de los cafés parisinos y mientras tanto nuestro protagonista, es decir: Francisco Hurtado Sánchez trabajaba al servicio de una celebridad de la música, en aquél París donde todos los ingredientes se concentraban en una curiosa alquimia para potenciar aún más el romanticismo de una ciudad única. Mireille Mathieu, conocida como "El ruiseñor de Avignon", cantaba a las libertades, mientras Aznavour recordaba a Venezia y dedicaba canciones a la bohemia parisina.

A Paco Hurtado le entró cierta "morriña" de su tierra, abandonó París al cabo de unos años. Y siempre nos preguntamos, ¿qué hubiera sido de él, de haber seguido viviendo en la capital de la luz? Nos lo imaginamos como propietario de un coqueto café en la Rue Monfetard o en los aledaños de la Place du Tertre, en plena colina de Montmartre. O posiblemente, al frente de una lujosa perfumería en Campos Elíseos. Asistiendo a los magníficos teatros como el Olympia. Disfrutando de la sin igual cocina francesa. Viviendo los amores singulares, que sólo pueden disfrutarse en París.

Monsieur Hurtado recaló en su Cieza natal en un tiempo donde la palabra "emprendedor" no se usaba; quizás ni existía. Pero él ya lo era, por eso creó varios negocios que eran como los hijos que no tuvo; supo sacar petróleo de la nada, creó y recreó conceptos acerca de como presentar y acicalar comercios, partiendo de su refinamiento, el buen gusto estético y una misse en scène con aquél savoir faire heredado de su estancia parisina.

"Mister Lennon" fue su primer gran apuesta, en un municipio que todavía no sabía lo que era un pub al estilo inglés. Después llegaría Pizzería "La Bohéme", que vendría a ser un brindis al París que conoció y cuya memoria latía en el corazón de Hurtado. Una decoración de corte intimista creaba una atmósfera con ecos del Barrio Latino, de Montparnase, o puede que Trocadero. Aunque el inconformismo del emprendedor le pedía otros retos, y el emblemático sello La Bohéme dejó Cieza para viajar hasta la costera Santiago de La Ribera. 
 

De nuevo, la imaginación creadora volvió a iluminar espacios opacados, llenos de grisura. La sonrisa etérea y los gestos de gentleman de Francisco Hurtado conquistaron los afectos de una clientela que supo intuir la elegancia innata de quien además, les proporcionaba deliciosos placeres con la mejor cocina italiana. Sin duda, todo un lujo para los sentidos. ¡Merci beacoup monsieur Hurtado!



La gran Mireille Mathieu cantando a París.

miércoles, 17 de marzo de 2021

JOSÉ MARI MANZANARES, ARTISTA ALICANTINO


 

No encontramos palabras de agradecimiento hacia nuestro compañero Giovanni Tortosa en que, cada semana nos regala su arte mediante un lienzo admirable. De sus pinceles brota su creatividad, sencillamente, la que lleva tantos años cautivando por el mundo. Nosotros, como receptores de su arte no nos queda otra opción que admirarle porque, por el precio del amor, Tortosa, es capaz de extasiarnos semanalmente, un gozo de extrapolamos hacia nuestros lectores que, a no dudar, seguro que lo disfrutan tanto como nosotros.

Barruntamos, tras analizar su pintura que Giovanni Tortosa nos muestra a Manzanares pero, con ese atisbo de crítica que, sin mediar palabra, lo dice todo. Vemos al maestro Manzanares enfrentándose a un toro -por su pinta- de Albaserrada, algo nada habitual en la carrera del maestro pero que, según este lienzo admirable, igual el mismo no deja de ser un recordatorio para el maestro de Alicante para que comprenda que, además de los toros de la casa Domecq, todavía, para gozo de los aficionados quedan toros en las dehesas, justamente de los que emocionan a los aficionados.

Entendemos que, todavía está a tiempo Manzanares de dar una campanada de época y enfrentarse alguna vez en su vida a una corrida encastada como la antes comentada que, de haberlas haylas, es cuestión de buscarlas y, como digo, torearlas y matarlas.

                                                                                        Luis Pla Ventura

 

lunes, 8 de marzo de 2021

ROBERTO DOMÍNGUEZ, TORERO con MAYÚSCULAS.


 

Giovanni Tortosa es un tipo creativo por excelencia, amante de la mejor fiesta del mundo, la que subyugó a escritores de la talla de Ernest Hemingway, pintores como Goya y un elenco de artistas en todas las facetas que, inexorablemente, podríamos decir que se trata de una fiesta cautivadora.

Nuestro compañero, convicto y confeso de las dificultades por la que atraviesa la fiesta en todos los órdenes, no ha dudado un instante en poner su arte al servicio del aficionado y, asumiendo la responsabilidad que le caracteriza como artista, promover esta fiesta inigualable en la que, además de rendir pleitesía al aficionado como icono espléndido para que las corridas de toros tengan su razón de ser, no contento con todo ello, Giovanni se recrea junto al toro y, por ende, junto a los toreros; es decir, con su arte rinde tributo a ese triunvirato que representan el aficionado, el toro y el torero.

Nuestro artista ya podría sentirse satisfecho con la columna o ensayo semanal que nos regala para mostrarnos, como tantas veces dijimos, su faz más creativa en aras de la búsqueda de todo aquello que pueda ser interesante para el aficionado. Hoy, como su lienzo nos muestra, Giovanni se ha recreado nada más y nada menos que con la figura de aquel artista de los setenta que tantas veces nos cautivó; aquel nació en Valladolid para que la ciudad castellana fuera conocida en el mundo entero. Se llama, como no podía ser de otro modo, de Roberto Domínguez, ese artista que nació a la vera del Pisuerga.

Gracias, amigo Giovanni. El karma de la vida de aliará junto a ti para que, en el devenir de los días el éxito sea siempre tu aliado.

                                                                                  Luis Pla Ventura

 

 

lunes, 8 de febrero de 2021

TEDDY GARCÍA, IN MEMORIAN

 


Teddy no era un erudito en tauromaquia, lo suyo era el fútbol, siendo periodista, locutor de radio y comentarista; sin embargo, elaboró entrevistas a toreros, que muchos especialistas no hubieran sacado ni el veinte por ciento de lo que él extraía a sus invitados. Dejó Argentina para recalar en Alicante junto a su hijo Santi; de esto ya hacen 25 años. Una enorme simpatía, talento, y familiaridad posibilitaron que Teddy fuera acogido como un alicantino más, y se hiciera un hueco en los medios.

El pasado 5 de enero, escribíamos en nuestro blog, acerca de unas entrevistas a Pla Ventura y al torero alicantino Francisco José Palazón: “Teddy lo hace en un espacio de grandes matices intimistas llamado “Café con….” en 12 Televisión de Alicante. Así, a simple vista podríamos estar escribiendo o hablando de un presentador más, de tantos como pululan por la geografía televisiva”.

“Para nuestra suerte y la de muchos televidentes, Teddy es un presentador-entrevistador de carne y hueso, que nada tiene que ver con los estereotipos que ciertas cadenas diseñan para estos profesionales. Profesionales que están mas cerca de ser “humanoides”, personajes que nada tienen que ver con el mundo real, fantasmas de sí mismos”.

“En “Café con…”, Teddy no entrevista a nadie, no vende humo ni regala epítetos ni floripondios a sus invitados; Teddy García sólo charla con sus personajes, de la mísma manera que pudiese hacerlo con un amigo, un familiar. Su estilo destila la llanura y cercanía de los campesinos, de los hombres de la mar; no pretende erigirse en semi-dios de la comunicación, como hacen tantos colegas suyos, aquellos que encima pretenden adoctrinar al personal con soflamas moralistas que ni ellos mísmos sienten, pero han de ser la voz de sus amos”.

Un infarto de los llamados fulminantes ha dejado en fuera de juego a Teddy, con tan sólo 60 años que había cumplido recientemente. Su presencia de hombre vitalista, comunicador innato, afabilidad a raudales, y una mirada intensa, como intentando atrapar los sentimientos ajenos quedarán siempre en nosotros. En un futuro, puede que aquellas grabaciones con sus entrevistas, sirvan para reparar en un hombre  que expandió su singular talento en un mundo gris, donde lo mediocre florece entre los brillos opacados de personajes como él, el gran Teddy….