miércoles, 18 de agosto de 2021

JOSÉ ANTONIO GALVÁÑ BOTELLA, UN RENACENTISTA EN EL SIGLO XXI

Podría haber nacido en la Florencia de los Médicci, también de Savonarola, y en la Venecia de los Dux, cuando Tintoreto y Tiziano rivalizaban en composiciones casi imposibles y coloridos reverberantes. De fondo, la enigmática figura de Antonio Vivaldi, y un teatro, "La Fenice" como basílica mayor de la gran Ópera.
El catedrático Galváñ Botella podría haber ocupado un lugar y protagonismo en el devenir histórico de cualquier ciudad emparentada con las artes, pero el destino lo situó en la alicantina ciudad-pueblo de Aspe; -una isla lingüística y otras cosas en el contexto de la comunidad valenciana. Galváñ que lo ha sido todo en la vida: profesor, colombófilo, historiador, entrenador de fútbol, director de zarzuela, escritor, concejal de cultura, incluso fue sacerdote durante tres días, es un gran catador de la vida. Aflora en él, nada mas conocerle, la empatía propia de las gentes talentosas, el deje profundo de su mirada penetrante a la vez que dulce, en la forma como gesticula o la fina ironía con la que va salpimentando sus comentarios. Tomar unos vinos con José Antonio, es siempre un mayestático placer, al calor de las pinceladas de hombre sabio y exquisito va desgranando sus particulares formas de ver los entramados de la vida. Junto a él, Nieves, su esposa. Como reza el dicho, más bien tópico, detrás de cada hombre brillante existe, una singular mujer; alguien que pondrá sensatez, equilibrio, el "savoir faire" de la condición femenina en la cotidianidad.
Quizás su obra más emblemática es, "Aspe, isla lingüística". Un precioso libro con una fantástica portada del pintor alicantino Pastor Calpena, y donde el profesor hace una recopilación de giros lingüísticos, así como de nombres, apodos y orígenes de todas las familias de Aspe. Una labor casi detectivesca, donde un trabajo concienzudo a la vez que escrupuloso, deja un sustancioso bagaje del ayer y del hoy, de un lugar diferente, pueda que hasta exótico en la comarca del Baix-Vinalopó.
Cada día, el profesor desciende a los sótanos de la historia, sumergido en la atmósfera de su peculiar despacho; una mezcla entre anticuario y un regio salón familiar de principios del siglo XX. Una catarata de libros afloran por doquier, colecciones cinematográficas, obras pictóricas, muebles de época, múltiples y  raros objetos se agolpan en el cuadrilátero misterioso y barroco de un espacio sacralizado al saber. Cualquier chamarilero del Rastro madrileño perdería la cabeza ante este venerable arsenal que habla del tiempo con mayor vehemencia que el mejor reloj suizo.
Uno se puede imaginar a Borges, o a Josep Pla sentado frente a la chimenea; pero será el espíritu de Leocricio quien anide en tan señero espacio. Leocricio Almodóvar fue y es el faro guía que ilumina la memoria de Galváñ Botella. Un hombre rebosante de talento, que marchó joven a otras latitudes, pero que siempre será recordado como un aspense de cultura universal. Quizá él sea, el estigma más entrañable de todo lo coleccionado por el profesor Galváñ.

5 comentarios:

Unknown dijo...

👏👏👏👏. Perfecto desarrollo,de la figura de nuestro estimado Profesor. Persona.Humana.Profesional.Y curioso de todo lo relacionado, con el saber y enseñar. Un sincero abrazo. Profesor.

Vicente dijo...

De todas las cosas que me han ocurrido en la vida, sin duda alguna, la más importante ha sido conocer a José Antonio Galván.

Unknown dijo...

Orgulloso de mi padre y de mi madre, que decir de ellos, pues me quedo sin palabras al ver el reconocimiento de tantas personas que hablan de ellos y aún mejor en vida, siempre he pensado que el reconocimiento a una persona es mejor cuando está viva, son años de experiencia al cual uno aprende día a día.
Gracias papás por ser como sois, un beso.

CECILIO MARTÍNEZ CERDÁN dijo...

Con lo de aspense universal quizá se refiera Galvañ, o el autor del blog, al barítono Luis Almodovar (¿?), y a quien el famoso aviador (reconocidísimo como tal en la aviación militar, como pude comprobar cuando estuve en San Javier), dedicó una gran biografía.
Agradecería la aclaración. Un abrazo.

GiovanniTortosa dijo...

Tiene usted toda la razón. En realidad queriamos decir: de cultura universal, ya que Leocricio era un personaje que tenía conocimientos amplios y diversos. Por ejemplo, pintaba (sin ser pintor profesional) con una técnica sumamente depurada. Hemos visto algunas escenas taurinas suyas, que podrían competir con el mismísimo Roberto Domingo, uno de los mejores pintores taurinos. Sabemos que también ofreció algunas conferencias sobre diversos conceptos del arte y la tauromaquia; también sobre la aviación. En definitiva, Leocricio fue un hombre de inmenso talento y cultura. El el artículo ha quedado corregido el matiz.Muy agradecido por su comentario y espero haber aclarado su duda. Un abrazo.