jueves, 3 de marzo de 2016

ERNEST DESCALS, CON SABOR AGRIDULCE

Decoración con fondo de mural del artista Descals; representando a una "geisha" sirviendo el té.Foto. Ernest Descals.

   Ernest, mi amigo, mi colega, siempre le vereís sonriente en las imágenes que de el se pueden ver en sus diversas paginas web. Es alguien que rezuma positividad; un creador absoluto, un irredento del arte. 
   Su pintura, que son mayoritariamente paisajes; tienen el sabor de lo emocional, son testimonios puros de la sacralidad con que Ernest trata su oficio.
  Pero también su sensibilidad a veces se resquebraja y siente su espíritu de artista solitario frente al marasmo actual, la desidia que invade a este país; un país que ofrendó al mundo artistas geniales a granel. Y si este país puede presumir de algo; -aparte de la consabida paella, las soleadas playas y sus trepidantes fiestas-, es de sus artistas. Ernest se lamenta en silencio, del poco interés hacia el arte, la pintura. De ver como ya apenas nadie concede interés a una buena decoración en su salón, a base de pinturas originales. Y el lamento del pintor también llega cuando observa que obras suyas, como pinturas murales; que sirvieron para decorar cafeterías o locales de parecido calíbre han sido destruidas. 


Interior con algunas obras de Descals. Decoraciones del artista de Manresa.Foto:Ernest Descals                                                         Lo curioso es que el pintor Ernest reside en la Cataluña que siempre respaldó al arte, que fue centro de vanguardias; foco iluminador para el resto del país....¿Qué será, entonces del último eslabón hispánico, de lo que se llamó "España profunda"?....
  El sentir de Descals podía perfectamente traspolarse a la mayoría de artistas que comprometidos con su quehacer se enfrentan cotidianamente a la creación; quizás con mayor ahínco.  El panorama es desolador; pues si a un país que apenas defiende sus propias raíces se une una estirpe política que solo mira lo artístico en plan recaudatorio, vivimos un presente-futuro más negro que las propias pinturas del mismo nombre del otrora incomprendido Francisco de Goya.
   A uno le congratula que en la pequeña isla que es Japón existan más aficionados al flamenco que en toda España. Que las compañías de zarzuela sean veneradas en sudamérica. La zarzuela que es nuestra ópera tiene más acogida fuera de nuestras fronteras; al igual que la tauromaquia; -un arte primigeniamente español-, tiene mayor respeto y vigencia en México o Francia.
    Ya lo decía Larra en el siglo diecinueve: "escribir en España es llorar", y por lo visto poco ha cambiado el panorama. Por tanto, los lamentos del pintor de Manresa son más que comprensibles...
                                     Giovanni R.Tortosa