Familia Carbonell. |
Pulpo al horno. |
Nada mas acceder al local respiramos el aire propio de los restaurantes familiares, con toda naturalidad y sencillez, sin las prosopopeyas típicas de los locales fashion y de vanguardia. El salón reservado a comedor es amplio pero no desmesurado, con los elementos propios, limpio y luminoso. Un plato de pulpo al horno sirvió como entrante. Y el pulpo es como la pasta, debe de estar "al dente", y así se hallaba este magnífico plato; una verdadera delicia para el comensal.
El matrimonio Carbonell pidió unas carnes, que a juzgar por su pinta debían de saber bastante bien, mientras Paco y nosotros optamos por unos platos de salmón. Normalmente suele suceder, que el salmón ha sido frito con abundante aceite y queda sobre saturado, siendo un pescado que ya de por sí contiene bastantes grasas. Es un error que se repite con frecuencia. Sin embargo, en este restaurante encontramos el pescado muy bien equilibrado, dorado y sin ese desagradable exceso de grasas. Acompañamos los platos con un vino rosado de la casa. La carta de postres es amplia y variada. Pedimos unos flanes, entre ellos uno a base de chocolate blanco que resultó espléndido. El servicio fue atento, rápido y muy afable. Terminamos en la antesala del local, una zona propia para tomar café y copas, sumergidos en una tertulia donde Jesús salpicó la conversación con anécdotas de sus viajes por los diversos continentes. Un agradable descubrimiento éste del "Rincón de María Jesús" en Algueña.
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