lunes, 28 de noviembre de 2022

ESTRENO DE "LA SERRANICA" EN ASPE

 Sin duda, el dueto entre la soprano Mari Carmen Yelo y el tenor José Manuel Más fue de lo más electrizante, aquello que nos hizo vibrar en el estreno de "La Serranica"; zarzuela dedicada al pueblo de Aspe. Dicho momento nos recordaba también a otro famoso dúo como el de Roberto y Cosette en Bohemios. En la siguiente imagen los protagonistas:


Los autores han llenado de costumbrismo local esta obra, escogiendo los años treinta del pasado siglo, construyendo un microcosmos lleno de pintoresquismo y humor con mucho sabor. El hermanamiento con el cercano pueblo de Hondón de las Nieves y las fiestas locales sirven como base al prototipo amoroso que casi siempre se da en el género de la zarzuela: una mujer inspira el amor de dos hombres, los cuales se disputaran su futuro conyugal. En la imagen los autores del libreto: Francisco Pedro Sala Trigueros y Nieves Gómez Pérez.

 


En el caso de La Serranica, tiene a la encantadora Nieves, una mujer de Aspe que es pretendida por Antonio, un joven alpargatero hijo de un hondonense. Lo cuál ya suscita algunas suspicacias entre algunos personajes. Para el contrapunto, los letristas colocaron a un sargento de la Guardia Civil. Tanto los personajes de Nieves como Antonio tienen veracidad, naturalidad y están muy trabajados; en cambio la figura del rival amoroso no parece convencernos de que puedan tener un duelo al sol  por mucho uniforme que vista. El espectador puede intuir rápidamente que Nieves no caerá en los brazos amorosos del sargento. En ningún momento vimos peligrar la relación que dichos protagonistas sostienen.

 

 
No sabemos si esa fue la intención de los autores, si quisieron aligerar la carga dramática de dicha situación, pero el personaje del sargento nos pareció una figura puramente humorística y con un contenido como barítono más bien de escasa presencia. Técnicamente, las voces de Mari Carmen Yelo y el crevillentino José Manuel Más brillaron con intensidad y nos sorprendió la gran facilidad de la soprano para llegar a las notas más altas. Realmente sus agudos fueron potentes, aunque y como suele suceder en muchas sopranos y tenores, en las zonas de graves no tengan la misma precisión. 

 


Cabría destacar la actuación del bajo cómico Damián Pastor Botella en el papel de Juanico, todo un portento en la conexión con el público, se le nota mucho oficio, y la desenvoltura como actor de Joaquín Cerdán, quien también actuó en el final de la obra como  presentador de todo el elenco. 


 

Y otra de las cosas que nos gustó de la obra fue su acción pedagógica, debido a la gran riqueza de vocabulario con el indeleble sello del "habla aspense", algo que hace de Aspe una isla lingüística, tal y como la califican el profesor Galvañ Botella y Francisco Pedro Sala Trigueros en el libro del mismo nombre.


 

La orquesta Sinfónica del Vinalopó actuó con suma brillantez, siendo dirigida por el propio autor de la música, Antonio Espín Moreno.


 


Decorados y puesta en escena a gran nivel y una perfecta organización que hicieron que el centenario Wagner rozara el lleno, en una noche que pasará a la historia por dicho estreno. Agradecemos la gentileza del profesor Galvañ Botella por su gran acogida y habernos posibilitado un inmejorable lugar para poder hacer este reportaje. En la imagen de abajo, el profesor Galvañ junto al busto de Kraus en el vestíbulo.

 








Textos y fotos de Giovanni R.Tortosa.

viernes, 25 de noviembre de 2022

LES JARDÍNES ÉTERNELS

 "Voy a dejar este mundo sin sentirme triste, la vida ya no me atrae. He visto y experimentado todo, odio la era actual, estoy harto de ella". -Así se expresaba el actor Alain Delón cuando cumplía 87 años. El francés fue uno de los iconos de belleza masculina en el siglo veinte. Al parecer, ejercía de "gigoló" en los alrededores de la estación Roma-Termini cuando fue descubierto por el gran Luchino Visconti, quien lo convirtió en su amante a la vez que lo lanzaba al estrellato como un cohete.

 



También deja caer estas perlas: "Todo es falso, todos se ríen del otro sin mirarse a sí mismos; sólo el dinero es importante. Escuchamos sobre crímenes todo el día". Pues eso, como vivimos en una época travestida del masónico culto al horror y la fealdad, al puro satanismo, se nos antoja que al igual que el mundo antiguo se acercaba a los templos paganos para purificarse, nosotros acudimos intermitentemente hasta los jardines Carbonell para hallar la paz y reencontrarnos con el Edén por siempre soñado.

 


El fotógrafo de la mirada picassiana, que ha pisado los cinco continentes junto a sus cámaras, Jesús Carbonell, nos hizo cómplices de ese lugar plagado de sensaciones naturales, de retazos orientales, africanos, de una cosmogonía en sí. Para cualquier alma neurótica, los jardines Carbonell son un bálsamo curativo del estrés y ansiedad.


La neurosis es una enfermedad que surge en los albores del siglo veinte; recuerdo cuando un coleccionista de arte holandés me mostraba una pintura atribuida al siglo diecisiete. El hombre creía que aquello era auténtico, de esa época. Le dije que las gentes de ese tiempo eran discretamente felices y que la protagonista de su cuadro mostraba rasgos de la enfermedad moderna, es decir de neurosis. Por tanto, aquella obra era falsa, posiblemente producto de un pintor contemporáneo. El holandés quedó cariacontecido con mi comentario, pero a continuación me invitó a unas pintas de cerveza negra. Ningún "experto" le había arponeado tan directamente al corazón.


Mavi Martínez es la bibliotecaria de Mahoya, una apasionada del perfume de los libros, y su amiga Silvia Barroso es profesora y actriz de teatro. Ellas han sido las elegidas del destino para sentir las fragancias de la espiritualidad en mil matices de verdes, de acrisolados malvas, de un atardecer envuelto en la magia prístina, litúrgica de un insólito paraíso. Los ojos de Carbonell que han visto las orfandades y desdichas de medio mundo se han mostrado bucólicos, con la ternura de un vampiro de la post-modernidad, habiendo sugerido su bastísimo mundo de imágenes a Mavi y Silvia.

 


Los jardines carbonelianos no conocen los sonidos de iphones, tablets, ni de ningún cacharro cibernético por la ausencia de esa  maldita cosa  llamada "cobertura", lo cuál y ya de regreso, las visitantes cómodamente arrellanadas en su vehículo fueron martilleadas por mensajes wassaps y demás zarandajas de la vida orweliana que provocaron el desvanecimiento de la singular magia vivida en tarde otoñal y crepuscular.


Texto y fotos de Giovanni R.Tortosa.


sábado, 12 de noviembre de 2022

HERNÁNDEZ NAVARRO, VERSUS GONZÁLEZ MORENO

  En la pasada década de los noventa, las cofradías de la región murciana peregrinaban como si fuesen a consultar el Oráculo de Delfos hasta la pedanía de Los Ramos. El taller del maestro Navarro parecía una factoría coreana de donde salió su basta producción hasta que las propias cofradías saciaron su hambre de estar en la onda y también vaciaron sus arcas.

Lo del maestro fue como una potente moda que asoló las procesiones murcianas, entiéndase que para bien o mal según los gustos de cada cuál. Nosotros no vamos a entrar en esa disyuntiva. Pero, una reciente entrevista suya en La Hornacina nos hizo volver la mirada a su extensa obra y dilucidar algunas dudas que él mismo nos provocó con sus comentarios. 

 


En realidad, dicha entrevista resultó aburrida en su contenido hasta hacernos caer en un sopor de duermevela. Al estilo de Antonio López en su extraña "humildad franciscana", Navarro habla de su jubilación y poco más. Lo que nos despertó del sueño fueron sus puntos de vista acerca de reputados maestros como lo fueron Benlliure y González Moreno. Se dejó caer buenas perlas acerca de la obra de ambos: "Mariano Benlliure bajo mi punto de vista, es un escultor de la época romántica. Es un Rodin descafeinado". Exactamente, sabemos que su estilo es ese, o que tenía un "realismo decimonónico" como le califican otros. Pero, cuestionar la grandeza de Benlliure, uno de los grandes escultores españoles de todas las épocas, nos parece una simpleza y casi soberbia por parte del venerable maestro murciano.

Su segundo arponazo iba destinado al paisano Juan González Moreno. De él dijo lo siguiente: "González Moreno es el seguidor de Capuz, pero más lánguido, menos fuerte, González es más relamido, pero con las líneas e ideas de Capuz". Ingenuamente creíamos que el maestro de Los Ramos pasaba por ser un imitador de González Moreno; pero hete ahí que se nos revela casi como su enemigo. Y si invertimos los términos, y tal como el denomina a Benlliure como un Rodin descafeinado; pensaremos que él podría ser un González Moreno descafeinado?

Desde nuestra particular reflexión, creemos que el maestro de Los Ramos llenó el hueco que no pudo llenar el propio González Moreno a base de composiciones de alto calibre. Sabemos que su obra, distribuida por la región es de imágenes sueltas, individuales, las grandes composiciones sólo están en Murcia y Cartagena. Por tanto, el maestro Navarro hizo de "González Moreno" en precio mucho más económico. Está claro que si ambos escultores hubieran compartido época, no tenemos que andar filosofeando para discernir quien se hubiera llevado el gato al agua.


En esta fotografía vemos un "mano a mano" entre los dos maestros; por un lado un crucificado con fuerte influencia cinematográfica de Navarro, y por otra una dolorosa salzillesca de González Moreno.

 Fotos, gentileza de Manuel Carpio.

FLORENCIO GUERRA

 Tiene un aire como de un Dux veneciano en tiempos de Casanova, Tintoreto, Veronés o Tiziano. El rosado de sus mejillas hacen contraste con las pupilas de alto calibre que parecieran tener mirada de halcón. De rasgos apolíneos, cabellos plateados y aromados de misterio. Es de esas personas que de inmediato piensas que son pura afabilidad, educación refinada y gran cortesía. Pero, también su semblante denota haber vivido una existencia plena, donde trabajo y sentido hedonísta van de la mano. 


Claro está, que su mundo ha sido el gran escaparate, primero en blanco y negro, después en color que ha sido la televisión. Y dentro de ella, la música fue su gran revulsivo o tal vez una vía para potenciar estilos, solistas, grupos, tenores y sopranos de altos registros, o simplemente unos cómicos, puede que también payasos como la familia Aragón.

Después de toda una singladura atisbando y engrandeciendo a artistas de medio mundo, Florencio mira con ternura y nostalgia lo que fuera su misse en scene de cada día, cuando el arte lo era por sí mismo, sin enrevesados y sibilinos mensajes, todo era pura creación, de una blancura incólume. Luego llegaron las tiranías políticas y los grandes cargueros de basura se dejaron ver y oler en las pútridas pantallas actuales. Aquellos espacios musicales y humorísticos se volatizaron sin que apenas las gentes se dieran cuenta. Todo el humanismo que algún día hubo en la pequeña pantalla fue barrido por poderes satánicos hasta el día de hoy.

Por todo ello, Florencio se nos presenta como un náufrago cuyo barco encalló en lejanas costas, y que su acrisolada nostalgia le lleva a viajar hasta los tiempos de una España con matices sepia y sabores de autenticidad, de luces diáfanas y envolventes, donde ser feliz no costaba tanto. Desde su balcón mediterráneo otea un horizonte donde voces líricas se filtran entre nubes y un guiño proveniente de una deliciosa sirena le incita a seguir viviendo con la intensidad de cuando era el faro-guía de tantos talentos, de tantas genialidades del orbe artístico...


lunes, 7 de noviembre de 2022

RESTAURANTE "UMBRÍA"

 Nada más entrar en el restaurante  "Umbría" percibimos un halo de recogimiento, dado a su decoración austera, donde piedra y madera confieren un encanto intimista. Su iluminación es perfecta, a diferencia de otros locales de su entorno. Y no deja de ser curiosa su arquitectura exterior, donde uno de sus vértices nos recuerda alguna que otra iglesia del periodo románico. El salón principal luce algunos objetos de época y también pinturas de María Jesús Castañeda y del pintor local Rafael Terrés.

 


El local se encuentra a unos metros del balneario Fortuna-Leana, en la carretera comarcal de Fortuna a Pinoso. También dispone de una terracita, ideal para días de primavera y verano, que mira en dirección a este mágico enclave teñido de vetustos pinos y que cobija el hotel más antiguo de toda la provincia de Murcia.

 


De primer plato apareció un exquisito pulpo a la gallega, realmente meloso, suave y bien condimentado. Cada cuál tiene un criterio sobre estas preparaciones de pulpo; hay quienes prefieren un producto más carnoso y de textura amplia. En este caso podríamos decir aquello "que estaba al dente".

 


Un plato de jamón y queso secundó la escena junto a unas tostadas de tomate, para dar paso a una elaboración de Sepia a la plancha, perfumada con una emulsión de aceite y ajo. Realmente atractivo.

 



Entre carne y pescado, mi acompañante y yo nos decantamos por el pescado. Pero nos dijeron que no tenían, y ese detalle nos gustó, y digo esto porque los productos que sirven son de mercado, frescos. En otro lugar nos hubieran colocado cualquier congelado sin más. Acompañamos con unas copas de Rueda y una ensalada de la casa fue suficiente para esta comida ligeramente informal.

 


Como de costumbre pedimos postres caseros, y con ellos llegó lo mejor de la comida: mi acompañante y yo pedimos sendas tartas de queso. Fueron todo un dechado de fantasía en el paladar. Sólo por estos postres mereció la pena visitar este local. No siempre aparece un plato que te haga pellizcar de emoción, y eso fue lo que sucedió.

 


Dimos por concluido el evento, después de ingerir un par de infusiones. El tiempo voló en este magnífico lugar; habían transcurrido tres horas sin que fuésemos conscientes de ello, quizás imbuidos por la atmósfera que emana el restaurante, bien comandado por sus propietarios, los hermanos Isabel y Juan. Podemos afirmar que calidad y precio fueron bastante acordes.