jueves, 15 de enero de 2009

EMILIA CASTAÑEDA "Erotismo sublime"
























































Le hubiese encantado atisbar, oculta y discreta, las orgias organizadas por Tiziano y Pietro Aretino, en algún palazzo del Canareggio veneciano. Entre paredes forradas de sedas damasquinas, alfombras persas y techos repletos de oropeles, donde parecen flotar diosecillos y floreados ángeles como torbellinos aéreos. Las luces precisas, emanadas por las velas de plateados candelabros, iluminan cálidamente la blancura mantecosa de los cuerpos treintañeros de unas hermosas venecianas, invitadas al egregio sarao, y que harán inflamar las lujuriosas mentes de los libertinos allí presente. Sobre un deshilachado mantel se agrupan diversas copas de color verde cinabrio, con licores de malvasia y vino "ombra" local, y restos de mariscos de la laguna veneciana se agrupan entre candelabros, flores y cubiertos, en un barroco desorden. Una de las espléndidas chicas de cabellos dorados, se quita un lazo de terciopelo negro que recoge su pelo, para anudarlo en uno de los falos, que soliviantados demandan profusión de caricias....-Mientras tanto, Emilia no perderá detalle, en su actitud de "voyeur", y que tratandose de una artista, es doblemente "voyeur"-......... Ráfagas de luces se colarán entre los cortinajes descorridos, bañando en algunas zonas los exaustos cuerpos de los libidinosos amantes, que un tanto maltrechos yacen entre exóticos cojines árabes. Mientras estos duermen, un joven criado homosexual limpiará los desechos provocados la noche anterior, y pondrá un poco de orden en el caos doméstico del salón......










En la ciudad del Sena, Emilia visitaria a su colega Leonor Finí, la diseñadora y pintora argentina residente en Paris. Su "petit-.cháteau", repleto de colecciones de sombreros, ropajes antiguos, antiguedades diversas y su veintena de gatos de angóra componen una estancia de lo más variopinta. Frente al fuego de una vieja chimenea, sobre un sofá Luis XV estira su anatomia la genial creadora, mientras alza su copa para brindar junto a Emilia, con un noble y exquisito "Romané-Conté". Momentos después harán su aparición en escena, unas jovencitas de buenas e ilustres familias parisinas, para proceder a la liturgia de desnudar sus efébicos cuerpos níveos, con sus pubiscencias aromadas de "Nina Ricci" y sus nalgas de muselina. Una vez desnudas, harán su particular pasarela, ante las escrutadoras miradas de ambas artistas y los felinos recostados junto al sofá, ejerciendo de guardia pretoriana de su dueña. La frescura y lozanía de aquellas pieles luminosas serian traspasadas a los lienzos de Finí. Las agradables modelos serian recompensadas con algún raro perfume, algún diseño de la artista, incluso con su amor en tardes otoñales......










La mirada intensa, oscura y grácil de Emilia ha trasformado todas esas mixturadas sensaciones en un coktail pictórico, ligeramente almibarado, donde un erotismo refinado preside su obra, amalgamada de finos grises, rosáceos y sienas que refuerzan como un temblor orgásmico, la carnalidad jugosa de sus cuerpos. El entusiasmo por la vida se hace patente en rojos intensos y carmines afrutados, a la vez que la delicadeza de sus tonos apastelados evocan espacios silenciosos donde apenas se escucha el respirar, a veces convulso-, de unos cuerpos que són el paradigma del placer por siempre soñado......

domingo, 11 de enero de 2009

"MADRID" (El viejo Madrid)
























































Cuando de Madrid se habla, es difícil no pensar en La puerta del Sol, museo del Prado o la Plaza Mayor. Son algunos de los clásicos referentes, que nos brindan una imagen popular de la capital de España. Una capitalidad del "Reino", que esta urbe arrastra con cierta pereza. Esta ciudad tiene un "no sé qué" en su ambiente, que hace de los visitantes y turistas unos ciudadanos más de Madrid, otorgandoles esa familiaridad, que dificilmente se encuentra en otras capitales europeas. Uno que ha vivido en diversos puntos geográficos de esta ciudad, desde los aledaños a Sol, zona del Retiro, barrio de Salamanca, paseo de Extremadura, calle Barbieri, Cava Baja, hasta la calle San Roque, (detrás del teatro Lara) y próxima a calle del Pez; no puedo dejar de amar este recóndito Madrid, repleto de mágicos enclaves de sabores que aún nos recuerdan un pasado altanero, castizo y generoso.










Pasear por la Gran Via con sus ingentes masas humanas transitando, es un espectáculo sumamente edificante. Las calles Fuencarral y Hortaleza, repletas de comercios en una rara mezcla donde los más antiguos conviven con los de última moda. Más abajo de estas se encuentran, Infantas, La Reina, San Marcos (donde otrora fuera lugar de imnumerables prostíbulos). El legendario y misterioso hotel "Mónaco" en Barbieri (ya desaparecido) frente al tablao "Los Canasteros", lugar mítico donde se forjaron algunas figuras del flamenco. Muy cerca de allí, uno de los nuevos "guetos" madrileños, el barrio de Chueca, con su renovado "look" desde que el personal "gay" lo reconvirtiese, aplicandole su propio barniz. Lavapies seria otro de los "guetos", cerca del popular "Rastro". El castizo y zarzuelero barrio, hoy dá cobijo a un buen número de nacionalidades, que hacen de este lugar todo un mosaico de razas y colores de piel.










La Plaza Mayor, otro de los emblemas de la historia de esta ciudad, se reinventa cada dia, haciendo de la misma un gran escenario en el que transitan cientos de ciudadanos de todo el mundo a lo largo de cada jornada. Los soportales de esta ágora cobijan un buen número de comercios y restaurantes de toda la vida, como Casa "Yustas", donde podemos comprarnos desde un sombrero de cow-boy hasta un tricornio, pasando por un sombrero rondeño o un "borsalino". En las mañanas de los domingos, montan sus tenderetes, filatélicos, numismáticos, pintores, caricaturistas, músicos, etc. En una de sus esquinas, el Arco de Cuchilleros, con los consabidos mesones disfrazados de antiguos y ya casi antiguos de verdad, por el tiempo transcurrido desde que se disfrazaron. El más venerable de todos ellos "Las cuevas de Luis Candelas". Más abajo, restaurantes como "Sobrinos de Botín" o Casa Lucio, con sus "huevos estrellados" que tanta fama internacional le han dado. Los bucólicos y viejísimos edificios de la Cava Baja y Puerta Cerrada, con sus líricas buhasdillas, donde imaginar tardes invernales con "mesa-camilla" y brasero, dejando entrever las mortecinas luces de los atardeceres madrileños, y la suave luz de una cálida pantalla en un rinconcito de la estancia, habrian hecho feliz a cualquier pareja romántica....Un Madrid castizo, popular, socarrón, que va diluyendose en el tiempo.....










Otro de los barrios que últimamente anda en plena metamorfosis, es el distrito Centro, detrás de la Gran Via y Telefónica. Valverde, Desengaño, Corredera Baja de San Pablo o la mítica Ballesta son algunas de las calles junto a la plaza de Soledad Torres y Acosta (donde se situaran los cines "Luna") que forman el conglomerado de un barrio degradado por el ambiente prostibulario y de mercadeo de estupefaccientes. Los vecinos y comerciantes de la zona llevan lustros quejándose. El ayuntamiento siempre prometió tomar medidas. Ahora, un grupo llamado "Triball" (Triangulo de Ballesta), y compuesto por comerciantes, constructores y algún especulador al uso; tomaron la iniciativa de adquirir locales en esas calles y especialmente en Ballesta; -locales que en su mayoria eran "clubs de alterne" y antros de ese calibre-, y que ahora están transformando en diversas tiendas de moda "fashion" y otras tendencias. La "travestización" de la zona va "in-crescendo"en un intento de limpieza del barrio, dejando la sordidez, los estigmas de "barrio chino", y ya se instalaron los primeros comercios de la nueva imagen del barrio. Por otro lado, algunos vecinos del lugar creen que detrás de toda esta "puesta en escena", sólo hay una devastadora operación especulativa. Mientras tanto, las profesionales o "meretrices" se resisten a abandonar esas calles que fueron el escenario de toda su vida, ejerciendo su singular oficio....

viernes, 2 de enero de 2009

PEDRO A. SAORIN




Mientras la policia vigilaba frente a su domicilio de Mallorca; la "Marquesa" viajaba plácidamente, a bordo de un Jumbo 747, (vuelo 1126) de Aerolineas Argentinas, con trayecto Madrid-Zurich. Era un 6 de abril de 1983. En Suiza, la "Marquesa" sería acogida por el marchante inglés Michael Simpson, que haría de intermediario, y que junto a Pedro A. Saorin venderian a Lord Wimborne. El marchante español Pedro A. Saorin habia comprado el cuadro de Goya, titulado "La Marquesa de Santa Cruz", a Mercedes Fernández Valdés en 1983, por 25 millones de pesetas. El propio Saorin cuenta, que luego ofreció la obra al Estado Español, para su compra, en un precio que ni siquiera duplicaba el pagado a la familia Valdés, pero fué desestimada su oferta. Después de la propuesta de Saorin, la sospecha de que la obra de Goya viajara al exterior, hizo que la policia controlase el domicilio de Saorin en Mallorca, así como el puerto. (La policia creía que la "Marquesa" saldría a bordo de un yate desde la bahia de Palma). (También el Ministerio de Cultura consideraba como muy improbable, la salida de la obra en avión, por ser el medio más dificil para sacar de España un cuadro que no tiene la documentación en regla).


Pasó algún tiempo sin saber nada de la famosa "Marquesa", hasta que de nuevo el cuadro de Goya viajó, -esta vez a Los Angeles- el 11 de mayo de 1983, para ser ofrecido al riquísimo museo de Paul Getty, pero este desestimó su compra, al ser alertado por el Gobierno español, alegando "que era un cuadro robado".....(Recordemos, que había sido comprado a la familia Valdés, en la cantidad de 25 millones de pesetas). A su vez, Lord Wimborne declaraba, "que el y su grupo empresarial no compraban obras de arte robadas. Ellos no eran contrabandistas".


Hasta diciembre de 1985, la "Marquesa" permaneció "congelada" en una sombría cámara de seguridad en la zona franca de Suiza, por lo que el magnate inglés decidió sacarla a subasta en la sala londinense Christy´s. Es entonces, cuando de nuevo, el Estado español vuelve a la carga intentando negociar con su propietario la compra del lienzo, ofertando un precio a la baja, por considerar fraudulenta su salida de España, a la vez que hacian énfasis en la poca fiabilidad de su documentación, argumentando que se trataba de falsificación documental. (Ningún avezado comprador de arte ofrece la importante cantidad de dinero que Lord Wimborne pagó por el cuadro, sin tener seguridad y garantias absolutas de su documentación). Es más, diría que se comprueba fehacientemente los documentos antes de ver la obra. Evidentemente ni el magnate ni sus abogados cedieron a las proposiciones del Estado español. Hasta tres veces se reunieron, en distintas ciudades europeas sin llegar a acuerdo alguno, por lo que finalmente la obra apareció en los catálogos de la sala Christy´s, siendo subastada el 11 de abril de 1986, batiendo todos los records en esa época, al adjudicarse en 1700 millones de pesetas. Se dice, se cuenta, que un emisario español enviado por el Gobierno idem desembolsó tán elocuente e idílica cantidad de las llamadas "antiguas pesetas", aunque hoy en euros tampoco sería nada despreciable.......En la actualidad, el lienzo donde la jóven "Marquesa" posara a sus veinte años para el genial Francisco de Goya, cuelga en las regias y enteladas paredes del Prado....


El artífice de toda esta novelesca historia, intrigante y llena de puro morbo, es sin género de dudas Pedro Antonio Saorin Bosch, hombre nacido en 1944 en Cieza (Murcia) y que muy jovencito marcharía hasta Mallorca para ganarse el pan que en su tierra quizás no sobraba. Primero trabajó como soldador, profesión que abandonaría para dedicarse al mundo apasionante del arte, tanto en las facetas de pintor como la de galerista y posteriormente marchante. Sus desorbitantes pupilas color tabaco, tienen la mirada entre un "asceta iluminado" y un personaje cinematográfico que compartiera papel entre Belmondo y Delón. Destila ese aire, como de estar "de vuelta de todo", de haber pisado las más lujosas moquetas de hoteles de medio mundo. La pátina que recubre su rostro frio y acerado, como pulido por el lujo, aunque todavia subyacen los rasgos de una procedencia humilde, de pueblo, de niño de la postguerra española. Pedro es con diferencia, de todos los marchantes conocidos por uno, el de mayor "ojo clínico" a la hora de evaluar una obra de arte. Su aguda afinación visual, unida a su dilatada experiencia le han ayudado a hacerse con piezas realmente codiciadas en el mercado del arte. Aparte de la famosa "Marquesa", por sus manos han pasado Picassos, infinidad de Sorollas (al que puso de moda en las subastas), Romeros de Torres, Rembrandt, Rubens y sobre todo muchas obras de Escuela Flamenca, donde Pedro es todo un devoto y conocedor. Su vida transcurre entre América y España, y aunque pretenda dejar su actividad de marchante, el veneno de la profesión no le deja. De su amistad y tremenda experiencia he conocido la complejidad que envuelve la trastienda del arte y sus negocios. y porqué no decirlo, de la auténtica ignorancia que existe en tantos profesionales de este negociado, y es que siempre recordaré su frase estando en uno de los salones del madrileño hotel "Palace", -donde vivió algunos años-, "mira Tortosa, de esto nadie sabe nada, sólo algunos pintores y contados", en clara alusión al mundillo del arte......