sábado, 14 de mayo de 2022

EL NARIZOTAS REGRESA

 Cuando supimos que sus antiguos portones, como postigos de convento cerraban para siempre, parte de nuestra vida sentimental se esfumaba también con aquella clausura. 

 


Viajar a Segovia ya no tendría los mísmos alicientes de antaño, cuando visitar este restaurante se convertía en toda una litúrgia que tenía sensaciones y luces de otras épocas. Nuestros recuerdos provenian de los años ochenta, cuando este local ofrecia una carta repleta de platos combinados. Con un plato de aquellos el comensal salía más que satisfecho. Aparte que los precios eran muy razonables y comer en aquél "Narizotas" resultaba mucho más económico que hacerlo en cualquier asador de la ciudad. Eran tiempos en los que Javier Giráldez en sociedad con José Luis Guijarro comandaban el emblemático local, cuya decoración le hacía único, entre piedra y maderas, pinturas, dibujos, cerámicas, plantas trepadoras y unos manteles anaranjados le conferían una atmósfera decadente y de vanguardia a la vez. Cierto es, que luego sería José Luis en solitario quien cambiaría la filosofía gastronómica, creando una carta variada y divertida donde incluía las "famosas manos, izquierda y derecha".

 


Pasado un tiempo, y cuando ya creíamos que aquella rémora sentimental nunca tendría vigencia en nuestro existir, aparece  Lucio del Campo, empresario hostelero de la misma Segovia y decide que el vetusto Edgerton Driscol, (personaje que representa a Narizotas) retorne a la cotidianidad; puede que con otros bríos, otra puesta en escena, ¡quien sabe!

 


Sabemos que Lucio ha sido "Nariz de Oro" como sumiller, que tuvo otro restaurante llamado "De Vinis", y que probablemente insuflará caudales de energía al viejo Narizotas. Desde nuestro modesto blog animamos a Lucio, como emprendedor y apasionado del vino; e intuimos que Narizotas seguirá entusiasmando a los muchos comensales que a buen seguro recalarán entre sus muros de piedra. 



miércoles, 11 de mayo de 2022

ANTONY GARCIA, EL VIAJERO ETERNO

 Los turistas van de acá para allá por cualquier esquina del globo terráqueo, sin embargo cada día escasean más los verdaderos viajeros, aquellos cuyo viaje carece de tiempos ajustados, de programaciones como si se tratara de políticos en pre-campaña de elecciones.

 


Entre estos últimos, Antony Garcia dignifica con creces la figura eterna del solitario viajero; aquél que va interrogando al paisaje, que se comunica con los lugareños como un vecino de toda la vida, el que no obedece las directrices de unos personajes llamados guias.

Hasta que Antony se transformara en viajero, su vida discurrió en ciudades como París, donde ejerció como pintor-decorador durante un par de años. Luego, en su horizonte apareció Australia, y allí anduvo un buen tiempo decorando locales, apartamentos y demás habitáculos. Regresó a España, y decidió formar una familia.  Juan Antonio y Piedad conformaron su descendencia. Ahora, ellos también andan en  cosas de decoración, como lo hiciera el padre.

¿Cuál sería tu destino ideal, Antony? -Sin lugar a dudas el Amazonas. Allí encuentro todo cuanto puedo esperar de la naturaleza, no conozco otra tierra con mayor expresividad.

Se ha recorrido los cinco continentes; la vieja Europa le parece decadente, trasnochada. África le subyuga, la América Latina le refresca y seduce siempre.

¿Qué buscas en los escenarios donde transitas?  -Sentirme uno más del pueblo por el que paso. Conversar especialmente con sus artesanos y artistas; ellos suelen ser como el faro iluminador que te sugieren los lugares más recónditos. 

Por cierto, tu casa respira aires como de museo etnográfico. Hay objetos de cualquier lugar del mundo. -Así es, suelo hacerme con pinturas, esculturas y todo aquello que sea representativo de aquellos artistas que suelo tratar.     

 


Nada quiere saber nuestro amigo viajero de las llamadas "nuevas tecnologías", nada sabe del mundo de internet y sólo usa un teléfono móvil de los de antes, y además lo suele tener siempre en casa, a modo de un teléfono fijo. "Esas cosas cohartan mi libertad y no estoy dispuesto a ello".-Aclara al respecto. A pesar de los millones de kilómetros que su cuerpo estilizado y altivo ha sufrido, no ha padecido revés o altercado alguno. "En Guinea tuve algún problemilla, pero de escasa importancia; volvería otra vez por allí".

Así se manifiesta este hombre de mirada universal, cuya vertiginosa curiosidad y hambre de conocimientos le ha llevado a recorrer el planeta con ojos de niño, siempre admirando y valorando las esencias de las gentes que en cada pueblo, aldea o ciudad intercambiaron actitudes cordiales, tal vez para confirmar que el mundo a pesar de todo tiene los mimbres de un pueblecito.

Agradecemos a Antony el haber dejado constancia de sus periplos viajeros, por ser todo un "hombre de mundo"; y a su gentileza por comunicarlo, a sabiendas que es una persona de una discrección singular.