lunes, 29 de diciembre de 2014

"LA BEAUTÉ DE VOS YEUX"

   Gloriosos como
  luces de vidriera en viejas catedrales;
 ondulantes en pleamar de
 rosas y espumas marinas,
 imaginados como fueron Chartres y Notre-Dame,
aterciopelados como los atardeceres venecianos.
Inquietud y ternura desplegadas en
grácil revoloteo de pestañas;
las nieblas de Montparnase traerán tu recuerdo y
esclavizado uno frente a ellos,
siento el devenir de una mirada de fuego,
imantadora y acrisolada como las
algas de luz, que son tus cabellos,
seulement.......

                                    Giovanni R. Tortosa


martes, 23 de diciembre de 2014

LUZGARDO PRECIADO

          Mientras Luzgardo tocaba "Para Elisa" en el piano, sus hermanas: Maria Jesús y Charo danzaban cadenciosamente en medio del vetusto salón de techos altos, arañas de luz y muebles con aromas de otras épocas. Por las ventanas se colaba una tamizada luz de primavera y sólo faltaban los tules y zapatillas clásicas de danza para que aquella atmósfera tuviese los mismos registros y ecos del pintor francés Degas.
     Aquel escenario era una de sus querencias; pertenecía a la casa de su adorada abuela. También aquello conformó la primera visión y sensaciones que tuve de Luzgardo y sus hermanas.

     La hilarante vitalidad que desprendía era como una llama electrizante. Como buen Leo, el fuego parecía inundar su aura, y su locuacidad verbal era una catarata incontenible; donde al igual que en los buenos vinos, habian recuerdos florales, vestígios de fruta fresca, hierbas, vainilla o madera tostada. En él, los recuerdos de Nefertitis, Leonardo, Isis, Verrochio, Buda, la mitología griega con todos sus dioses y demás pléyade. El mundo oriental y su simbología, Egipto y sus faraones, el exotismo de sus liturgias, todo ello servía para los condimentos de la obra pictórica de Luzgardo.
     El desaparecido "Liang-Sang-Poo" era uno de sus "parnasos" particulares. Allí pasaba horas, dibujando o escribiendo, -mientras tomaba un sorbito de té-.Donde fuera siempre le acompañaban sus lápices, rotuladores y cuadernillos. Luzgardo no entendía  de tiempos muertos, espacios en blanco; todo en él era febril creatividad. Hijo de un ilustre poeta: Tomás Preciado y una madre: Rosario, que siempre respaldó y respetó su talento. Vivió apasionadamente la vida, su vida particular, y siempre teñida de trazos y colores que le hacían viajar a otros confines: sus mundos soñados, donde él ejercía de sumo sacerdote en exotéricas liturgias donde se fusionaban siglos de historia y arte.
La última vez que le vi, fue en su tierra, Hellín. Eran las fiestas patronales y lo hallé en el interior de una caseta estilo andaluz. Su hermano mayor: Tomás, se marcaba unas "sevillanas" y Luzgardo quedaba al fondo, sentado junto a una mesa; nada más atisbarlo me dirigí a él, nos dimos un abrazo; -habían transcurrido muchos años sin vernos-. Le presenté a una amiga, marchante de arte catalana; la cuál me acompañaba. Le hablé con entusiasmo de la obra de Preciado y después de una charla con él, quedamos en regresar otro día para visitar su      estudio; pero no pudo ser, mi amiga hubo de regresar antes del tiempo programado....  
Lo que sí quedó grabado en uno, fue la imagen de Luzgardo; que evidentemente no se parecía en nada al pletórico Luzgardo que yo había conocido. El sortilegio de sus palabras ya no figuraba entre sus encantos, ni su mirada desprendía la luz reverberante de otros tiempos; y aunque todavía pintaba, parecía que sus ilusiones tenían matices otoñales. La vida le había recubierto con un espeso barniz de melancolía, el magnetismo del ayer había desaparecido.
Luzgardo Preciado fue un torbellino, una rémora escapada del Renacimiento italiano para instalarse en el siglo XX. Aunque muchos no le entendieran. Raramente la sociedad suele comprender a los genios; y Luzgardo lo era.
Quedarán cientos y cientos de dibujos, su imprecisa caligrafía en multitud de escritos, más su mirada elocuente y ensoñadora se diluyó para siempre en los amaneceres y crepúsculos de Hellín, tal vez de Chinchilla o en su viejo estudio mientras suena una melodía de Sally Olfield, quién sabe............
Giovanni R. Tortosa
     Fotografías de Maria Jesús y Luzgardo Preciado.                            
              

jueves, 18 de diciembre de 2014

ADAMO SALVATORE Y SUS AMIGOS MÚSICOS

                                 Fanny Rome al inicio de un concierto


   Abre sus conciertos con "C´est ma víe", que es como su propio himno; -tal vez una de sus canciones preferidas. Su voz, -como resquebrajada por las grietas del tiempo-, todavía trasluce la emoción fresca de sus primeros años como cantor de sus propias canciones. En esos años su imagen de "trovador" romántico era todo un emblema para varias generaciones. A diferencia de muchos colegas suyos, que pasan la vida cantando a las infidelidades, las rivalidades entre hombres y mujeres y los orgullos machistas; él consagró su obra musical a homenajear y sublimar el más puro romanticismo, -como de eterno enamorado.Expresar detalles sutiles como: "en tus pestañas hay un vuelo de golondrinas, que balancean cegadas por tu luz marina".....
 




                                           Fanny y Salvatore Adamo.




                                      Salvatore Adamo.

   Pero no todo es romanticismo almibarado en Adamo; en su voluminosa obra hay temas desenfadados, irónicos, con una vertiente humorística y otros en cambio son referentes y críticos con ciertas situaciones sociales.
   Aparte de Bélgica, Francia e Italia, Adamo es en Chile todo un dios de la canción, así como en Japón, donde su canción "Cae la nieve" es todo un himno navideño en el país nipón.


                             En pleno concierto.

    Sus setenta años no son impedimento para seguir entusiasmando a sus muchos seguidores, en conciertos donde Salvatore despliega y activa todos sus resortes aquilatados en una larga carrera artística en una "misse en scenne" que no deja indiferente a nadie. Y mientras suenan los acordes de "Mis manos en tu cintura" va presentando a los amigos que le acompañan, que son sus músicos


                                    Fanny Rome al violín.

 Él pone todo su énfasis y entusiasmo; se percibe que entre ellos existe verdadero "feeling", pero el público responde con tibios aplausos, con cierta frialdad. Siempre me sorprendió esa actitud en los públicos ante unos profesionales contrastados y de tan excelsa calidad y como bien diría un "castizo": "para quitarse el sombrero". Cierto es que la figura de Adamo es gigante, de un talento inconmensurable, que su luz de estrella inunda los escenarios, pero sin la labor profesional de "sus amigos" nada sería posible.




          Fanny cantando el tema "Georges" junto a Salvatore.

Ellos son: Santo Scinta, a la batería. Bart  De Nolf con el bajo. Bernard Wrincq al teclado y guitarra. Julien Amedro al violonccelo. Font Seguí con acordeón, teclados y clarinete. Gino Latucca con la trompeta. Y por último, mi admirada Fanny Rome, que alterna el violín, trombón de varas, hace voces y además se canta un par de temas junto a su jefe Salvatore.  Todos ellos bajo la coordinación de Giovanna Adamo , 

           


Fanny Rome.

hacen y conforman un grupo de artistas
de grandioso talento, que no debería dejar indiferente a nadie, salvo que la estrella de Salvatore lo ciegue todo........                        Giovanni R.Tortosa                                        
Fotografías de BERNARD VANROYE.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

FRANCISCO VÁZQUEZ VILLA; "CABO DE ANDAS"

         Ser "cabo de andas" todavía no es una profesión; -aunque las procesiones de Cieza, cada año van ganando más interés, siendo su Semana Santa la mayor fiesta de esta localidad murciana-, y por tanto sus dirigentes deberían tenerlo en cuenta, aunque sólo sea de modo simbólico. Francisco Vázquez lleva casi toda su vida  en estos menesteres. Y posiblemente ostente el honor de ser uno de los mayores veteranos en tan elocuente "oficio". Tomás Vázquez Aroca, su padre, ya lo fue; primeramente comandando el paso de "La Samaritana" para después hacerlo durante muchos años en la cofradía del "Cristo de la Agonía". Así pues, Paco "el psicólogo"; -tál como se le conoce en Cieza-, heredó de su padre la singular labor de procurar el mejor orden y disposición en cada trono portado por los anderos de su cofradía. Él siempre se dirige con sumo tacto y sensibilidad a los suyos: Pelayo, Paco Ruiz, Joaquín Jordán, Javier Avellaneda, Manuel Verdejo y tantos otros con los que elabora el mejor ambiente para procesionar en los días mágicos de un lugar que vive intensamente las esencias y energías que propician estas manifestaciones artistico religiosas. Él, sin pretenderlo, es un protagonista afortunado por contribuir cada noche de Jueves Santo a uno de los más singulares espectáculos: la conocida como "Procesión del Silencio". En Paco recae la responsabilidad de sacar el trono del titular de la cofradía, en noche de luna llena, de ambiente absolutamente rebosante de gentes ávidas de saborear el dulce y mágico estigma que van dejando sombras y tenues luces, aromas a cera, arpegios de violín y alguna que otra "saeta"....
     Pero las grandes pasiones también tienen su lado amargo, y la semana santa ciezana es así, pura pasión. Y digo esto, porque hace años Paco vivió la injusticia y puede que el ensañamiento de cierto sector fanático de esta fiesta. Los foros de internet vomitaban opiniones acerca de un "post" titulado: "brazo roto"; -en clara referencia a un suceso fortuito: en noche de miércoles santo, Paco dirigía, como tantas veces el trono de "La Flagelación", en la denominada calle Larga, cuando un brazo de uno de los "sayones" cayó desplomado  hasta el fondo del trono, al haber colisionado con uno de los balcones. Se escucharon algunos gritos del público, mientras Paco no perdió la calma siguiendo la dirección de sus anderos hasta llegar el relevo. Pero la resonancia de este hecho tuvo sus reflejos: a Paco se le enjuició duramente, como si hubiese cometido un acto criminal. Y es paradójico que aquello fuese valorado en grado superlativo cuando todos sabemos que año tras año casi la totalidad de hermandades y cofradías realizan trabajos de restauración en tronos e imágenes. Por tanto, el "brazo roto" sería una pieza más a restaurar.
     Francisco Vázquez Villa, aparte del loable trabajo vocacional se dedica a la psicología; un médico del alma, -que diría el poeta. Estudió en Madrid y decidió establecerse en Cieza. Reservado y carismático, afable y siempre fiel a sus querencias y amistades, Paco nunca hizo gala de su intelectualidad, de veleidades políticas, de intereses fatuos. Sólo recuerdo haber oído su voz en medios públicos, en jugosas tertúlias de la cadena Ser ciezana, dirigidas por Piedad Quijada. Quizás porque Paco siempre caminó de puntillas, con la humildad como estandarte y por ello su presencia en los desfiles pasionales pasa más desapercibida; precisamente en esos eventos donde la "feria de las vanidades" aflora con tanta vehemencia....

Fotografía de Piedad Quijada.