domingo, 12 de octubre de 2008

JOSE TOMAS "Rebelde con causa"


Nacido un 20 de agosto, de hace treintaytantos, J.T. viene a personificar la busqueda de ideales, la lucha por reivindicar lo auténtico en su apasionada profesión, aquello que está emparentado con el espíritu profundo de las cosas. En un mundo donde las apariencias, la gran feria de las vanidades, y el delirante culto al morbo hacen su omnipresente presencia, la refulgente aparición en escena de J.T., ha suscitado tanto interés que hasta los que jamás asistieron a un festejo taurino, alzaron ojos y oidos ante el "fenómeno José Tomás".
En una tauromaquia de riesgos controlados y medidos, de toreros-funcionarios, de esfuerzos fingidos, el que alguien exponga la verdad desnuda, la busqueda del auténtico toreo, como en su dia lo hiciera Belmonte, rayando en la inverosimilitud, en su manera de hacer, es algo un poco menos que raro. Y no faltaron, los que consideraron que el torero deseaba "inmolarse en las astas de un toro". Si a esa busqueda de lo primigénio y auténtico, sumamos el espíritu rebelde de quien no sigue el juego a los mercaderes del entramado taurino; no hace declaraciones en los medios; a excepción de México, que se siente "creyente de sí mismo", por lo que prescinde de los habituales rituales oratorios que llevan a cabo sus compañeros y que las pocas veces que brinda un toro, lo hace con la convicción propia que dán las verdaderas amistades, no por ser o representar cargos, miembros de la realeza incluidos.
Adobado de una austera personalidad, parco en palabras, de miradas diluídas, donde los gestos se fraguan en la arena, ante las miradas desnudadoras de los toros; jugando al pulso indeleble de la muerte. El rostro de J.T. me hace recordar a aquellos toreros cetrínos, de recia sobriedad castellana que pintara el grán Ignacio Zuloaga. A diferencia de estos, J.T. será ensalzado, aclamado, venerado hasta el paroxísmo, en sus actuaciones y salidas triunfales en los grandes cosos del orbe taurino, mientras los torerillos de Zuloaga quedarán difuminados en polvorientas capeas, en humildes plazas de talanqueras, en tardes de sangre, sudor y lágrimas, en la castilla que cantara Machado........

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