Se han dicho y escrito tantas cosas, loando la belleza enigmática y convulsa de la isla griega de Santorini, que se me antoja superfluo querer decir más. Sin embargo, me gustaria subrayar como pintor, algunas sensaciones que la isla me dejó, como ese blanco de cal, luminoso intenso, conjugado con el azul lapislázuli, y que yo definiría como "azul santorini", son los dos protagonistas cromáticos junto a ese gris terroso y azulado de sus promontorios, propio de la piedra volcánica donde se aposentan los poblados de la isla.
Aunque pinté diferentes enclaves, sobre todo en Oia, la zona central de la isla, tales como sus casas-cuevas , blancas en su mayoria, aunque también las hay en tonos rosáceos y ocres suaves, las cúpulas azuladas que aparecen como flotantes entre el caserio blanco, las imnumerables puertas y ventanas teñidas de ese famoso azul, con algún gato pululante por sus callejuelas níveas, sus edulcorados y románticos atardeceres, con el punto siempre enigmático del volcán con forma de "croasant", también quise incluir en esta serie de obras, algún toque intimista como este óleo sobre lienzo, donde la joven modelo peina sus cabellos en el interior de una de esa encantadoras casitas con ventana por donde afloran los privilegios de las mejores visiones de un mar avioletado, antiguo como el que más, testigo de tantas vicisitudes históricas, y de verdadero ensueño, como este Egeo que baña a Santorini........
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