El boceto es como el guión previo, de lo que luego será la obra meditada, trabajada y terminada cuando estimemos conveniente. Tiene esa impronta de ligereza, improvisación, que le confieren espontaneidad y frescura. Actualmente este tipo de obras tienen un papel secundario, tanto para el autor como su valoración en el mercado del arte. Curioso es que en otras épocas, el boceto se cotizaba alto, gozando de más preferencias que un cuadro acabado. ¡¡ Golpe de mano genial, brío, captación fulgurante de un efímero pálpito de tiempo!!...-Así expresaban algunos autores clásicos acerca de la trascendencia del boceto.
Antiguamente no se concebia ejecutar cualquier obra, sin haberla pergeñado previamente en bocetos. Rafael y Rembrandt son dos claros ejemplos de honda preocupación por esos dibujos preparatorios. Claro, que también influian, la envergadura y tamaño, frecuentemente considerables, de las obras, así como la necesidad perentoria de manejarse con ellos, ya que la elaboración de la mayoria de esas obras era por los pintores o aprendices de taller ayudados por un maestro. La elaboración de murales seria otra de las actividades pictóricas que indudablemente precisaban de los bocetos.
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