miércoles, 29 de octubre de 2008

AURELIO GUIRAO




Nacido el 7 de marzo de 1940, en Cieza (Murcia). Muere en 1996. Al igual que Antonio Machado, profesor de francés y excelso poeta.


Aurelio nació y creció en el seno de una acomodada familia de industriales conserveros. Desde su niñez ya mostraba un claro interés por el arte. Aunque fuera en el dibujo, donde comenzaría, asistiendo a las clases de la academia local, y que impartía el maestro Juan Solano. Su destreza en los apuntes del natural era asombrosa. Luego llegaria a pintar interesantes óleos junto al maestro Molina-Nuñez, y su interés e ilusión por dedicarse a la pintura fué creciendo, pero en la familia no se consideraba idónea esa salida profesional, por lo que su carrera se enfocó a la enseñanza, ejerciendo como profesor de francés.


Tuve la dicha de compartir su amistad durante muchos años; agradeciendole su colaboración en presentaciones de catálogos de exposiciones, así como la conferencia disertada sobre mi obra en el colegio mayor "Antonio de Nebrija" de Madrid. De Aurelio era fascinante el escuchar sus alocuciones sobre cualquier situación, porque su oratoria adquiria formas literarias tán elocuentes, su capacidad descriptiva a la vez que sosegada, era tan precisa, que envolvía con aquella magia como si fuese una cámara en manos de Visconti.


Y es que Aurelio era realmente un personaje "viscontiniano", exquisito, refinado, elegante y con una clara nostalgia del pasado, de la historia, y el reverenciado amor hacia el arte. Incluso llegó a recordarme en infinidad de ocasiones, al protagonista de "Muerte en Venecia", papel representado por el actor inglés Dirk Bogarde, en la célebre película que dirigiera Luchino Visconti. Habian muchos puntos en común entre ambos. Profesores los dos, sus respectivos matrimonios naufragaron, la pequeña hija del profesor y músico alemán moríría, así como el único hijo de Aurelio también, con apenas unos meses de vida. El inconformismo con sus vidas, la búsqueda del ideal, donde la condición de artistas de ambos les predispone a esa incesante lucha por la conquista de cimas estéticas difíciles, esa inquietud de espíritus atormentados. Ambos personajes muestran su latente preocupación por el paso del tiempo, la vejez, la muerte....


Aurelio, acuciado por esa inquietud en la búsqueda de ideales estéticos, encontró en la poesia su gran refugio, aquello que le haría distanciarse de esa realidad, que como hombre de otra época y acusada sensibilidad sentía. La apatía e indiferencia de los alumnos, el ruido en una sociedad neurótica, los prejuicios sociales enmarcados en ambientes provincianos entre otras cosas, le harían debatirse en esa lucha interior y que haría aflorar el excelso poeta que viajaba en su interior.


Mientras el protagonista de la película de Visconti se percata de su lucha estéril por esos ideales jamás alcanzados, hallando en la ambiguedad de Tadzio la llama de una vela que apenas iluminará sus últimos dias, muriendo en la soledad de la playa del Lido, Aurelio escribirá poemas que serán el postrer presagio de una muerte jóven, -apenas rebasados los cincuenta años-, de un jóven poeta que destiló en la rotundidad, la fuerza y la belleza de sus poemas la vida quizás no vivida.......


Será largo el viaje. Ningún cielo nos traerá transparencias repetidas.


Cuando llegue el lleno atardecer que sellará mi vista, mi sobrina mayor vendrá para besarme;


después, me quemará. Recoge mis cenizas, mezclalas con la tierra donde hayamos dormido


y tornea con la mezcla una vasija. Entre brazos más jóvenes, yo sentiré tu beso


apura en ella el resto de tu dicha....... (Poema de "Tu, eco de un verano", de Aurelio Guirao)

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