sábado, 17 de enero de 2015

FRANCISCO GARCIA ALCÁZAR

Francisco García Alcázar.Fotografía Ciezaenlared.com


            Se abre el telón. Aparece él; sus ojos "picassianos" parecen faros que intentan escrutar en cuestión de segundos el patio de butacas. Su cuerpo, un tanto menudo; parece agigantarse ante la expectación del público, y que en este caso son sus propios paisanos, a los que respetuosamente saluda inclinando la cabeza y tórax en agradecimiento.
    Sus "discípulos" alineados tras él..Batuta en mano, recogido en sí mismo, inicia el ritual que precede al inicio del concierto: músicos y director en silencio, en concentración absoluta hasta que un sonido de trompeta proveniente de los camerinos rompe el silencio reinante. Entonces, el maestro García-Alcázar se gira de perfil y sonríe irónicamente a la vez que hace un guiño de complicidad hacia los asistentes. Parece como si esas cosas sólo le pasaran a él. ¿Sabotaje musical del enemigo?...¿Quién sabe?...
   Finalizada la actuación, un espectador, conocido comerciante local, expresa su parecer acerca del auditorio: "llegó a ser uno de los mejores teatros de la provincia y mira como lo han dejado";-mientras miraba con resignación a lo largo y ancho del recinto. El "Canto a Murcia" puso  punto y final al evento de estreno para las gentes "de a pie";
 que con sumo respeto y silencio, salían a la calle. Para muchos de los que allí estuvieron esa noche, el "Capitol" había sido una especie de trasatlántico de lujo, donde viajaron a sus sueños cinematográficos mientras coqueteaban con amores adolescentes u otros. Puede que ahora sentían que al gran barco lo habían saqueado y robado el alma, creando un habitáculo desangelado, útil para muchas cosas menos para la ensoñación.
   Francisco García-Alcázar proviene de una popular familia local dedicada a la pastelería, y aunque ese noble oficio conlleva retazos de arte, él prefirió los procelosos caminos musicales, donde su tesón y esfuerzo le convirtieron en profesor y director musical. Pero algo debe tener el profesor Alcázar cuando sus maneras, sus actitudes u otras veleidades son puestas en juicios de bandos entre enemigos y siempre defendido por fieles seguidores. En Cieza, él es uno de los personajes públicos que jamás pasa desapercibido. Puede que ello derive de su personalidad directa, sin ambages y sus comentarios en medios públicos provengan más del corazón que del raciocinio. Es un ejemplo de lo llamado "políticamente incorrecto"; y eso lo engrandece, en una sociedad de moral cogida con alfileres.
    A pesar de los sinsabores profesionales, el maestro es un icono para muchas gentes de su tierra, especialmente cuando pisa el albero de "La Deseada". Saluda a las cuadrillas, les desea suerte e inicia su particular paseíllo y vuelta al ruedo al frente de sus músicos mientras el personal le aclama, le arroja puros y él les corresponde con algún gesto de sabor torero. Después, puede que hasta se luzca con el solo de trompeta del pasodoble "Nerva".
   Hace algunos años me pareció oír su voz en uno de esos confesionarios radiofónicos nocturnos. Con cierto tono de amargura se quejaba de algunas traiciones profesionales, de todo un marasmo de incomprensiones; quizás un estado depresivo le había conducido a ese desasosiego. Aunque pueda parecer una frivolidad, disfruté con aquella confesión del maestro Alcázar; porque era como atisbar la verdadera piel del artista, descarnado y desnudo de todo equipaje; sin luces ni focos, desprovisto del aplauso efímero. Era un canto a la soledad del creador.Un hombre talentoso, lleno de creatividad, pero con la incomprensión adherida a su cotidianidad. Podía haber sido el personaje de la canción de Manuel Alejandro: "Un hombre solo"....

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