miércoles, 21 de enero de 2015

MARI TRINI, La PIAF Española


       Mari Trini, en un retrato de Giovanni R.Tortosa.Año 1985 

-Si hubieses nacido en Francia, en vez de Murcia; quizás serias reverenciada como una segunda Piaf, y el reconocimiento como artista sería mucho mayor, ¿no crees?-le pregunté.
-Me hubieran dado probablemente la "Legión de Honor";-me respondió con un punto de ironía...
   Nos conocimos en los estudios del fotógrafo Serápio Carreño en Madrid. Serápio era su fotógrafo de confianza; la mayoría de sus discos llevan sus imágenes, incluso le hizo el reportaje en Ibiza, donde  posó desnuda para la revista "Interviú".
  La primera impresión que tuve antes que Carreño nos presentara, era la de una mujer engolada, distante y fría. Sin embargo comprobé que sólo era una estrategia para protegerse. Apenas hablamos de Murcia; sí en cambio de Waldo de los Ríos, el músico argentino que tanto colaboró en los inicios de su carrera cuando hiciera los arreglos y potenciara aquellos poemas que pasarían como canciones a la posteridad y la historia de la música española.
-"Amores" podría estar entre las mejores canciones de amor de la historia, como "Ne me quitte pas";-ratifiqué.
Ella me regaló una mirada potente e iluminada y un gesto entre altivo y una pizca indulgente.
-Gracias, me halaga lo que dices.
 
   Al personal español le costó asimilar su presencia en los escenarios, vestida de negro riguroso, entonando canciones de rebeldía y amores que no tenían nombres ni sexo definido. Porque sus canciones eran plegarias de amor con segundas lecturas, que denunciaban desigualdades, prejuicios sociales; pero siempre interpretadas con suma elegancia, sin acritudes, con el tono exacto de quien sugiere, de quien no obliga a nada.
 
   Bebió la vida en tragos largos, preservó su intimidad y gustó de los coches, manejando la mecánica con gran destreza, a la par de cualquier profesional. Su cuerpo menudo recordaba a Edith Piaf y siempre se agigantaba en los escenarios. Su fuerza interpretativa dejaba atrás su aparente fragilidad. Así era la mujer que paseaba en un cochecito rojo descapotable por la Gran Vía madrileña, ataviada con un foulard del mismo color: rojo.
   Sin buscarlo ni pretenderlo fue el primer "icono" del mundo lésbico español. Y de Claudette, su gran amor y pareja sólo se supo en sus últimos años. El gobierno murciano nunca tributó el homenaje merecido a la artista en vida, y sí a los años de haber fallecido,  ella que sin duda encarnó con mayor resonancia y trascendencia  el arte de la Murcia contemporánea.
 
   Y se marchó, precisamente en esa misma ciudad, entre aromas primaverales y pasos de Salzillo, un martes santo. Sus cenizas fueron arrojadas al mismo mar que cantara tantas veces, donde también viajó el protagonista de "Un hombre marchó";-es decir, su padre....
                              Giovanni R.Tortosa.


     "Les amours deviennent folles" Mari Trini.

2 comentarios:

lovega dijo...

Gran artista, mereció mayor reconocimiento.

Miguel ángel palmer dijo...

para mi, la que mejor cantaba .la echo de menos