sábado, 12 de noviembre de 2022

FLORENCIO GUERRA

 Tiene un aire como de un Dux veneciano en tiempos de Casanova, Tintoreto, Veronés o Tiziano. El rosado de sus mejillas hacen contraste con las pupilas de alto calibre que parecieran tener mirada de halcón. De rasgos apolíneos, cabellos plateados y aromados de misterio. Es de esas personas que de inmediato piensas que son pura afabilidad, educación refinada y gran cortesía. Pero, también su semblante denota haber vivido una existencia plena, donde trabajo y sentido hedonísta van de la mano. 


Claro está, que su mundo ha sido el gran escaparate, primero en blanco y negro, después en color que ha sido la televisión. Y dentro de ella, la música fue su gran revulsivo o tal vez una vía para potenciar estilos, solistas, grupos, tenores y sopranos de altos registros, o simplemente unos cómicos, puede que también payasos como la familia Aragón.

Después de toda una singladura atisbando y engrandeciendo a artistas de medio mundo, Florencio mira con ternura y nostalgia lo que fuera su misse en scene de cada día, cuando el arte lo era por sí mismo, sin enrevesados y sibilinos mensajes, todo era pura creación, de una blancura incólume. Luego llegaron las tiranías políticas y los grandes cargueros de basura se dejaron ver y oler en las pútridas pantallas actuales. Aquellos espacios musicales y humorísticos se volatizaron sin que apenas las gentes se dieran cuenta. Todo el humanismo que algún día hubo en la pequeña pantalla fue barrido por poderes satánicos hasta el día de hoy.

Por todo ello, Florencio se nos presenta como un náufrago cuyo barco encalló en lejanas costas, y que su acrisolada nostalgia le lleva a viajar hasta los tiempos de una España con matices sepia y sabores de autenticidad, de luces diáfanas y envolventes, donde ser feliz no costaba tanto. Desde su balcón mediterráneo otea un horizonte donde voces líricas se filtran entre nubes y un guiño proveniente de una deliciosa sirena le incita a seguir viviendo con la intensidad de cuando era el faro-guía de tantos talentos, de tantas genialidades del orbe artístico...


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