jueves, 1 de diciembre de 2022

LA LENTITUD DE LAS ACTUALES PROCESIONES CIEZANAS

"Lo que se hace ahora está muy bien, acaso algo largo. Hay que reconocer que la entrada de los Armaos a la plaza con las antorchas buscando al Nazareno es un momento emocionante, pero habría que aligerar el acto". Estas palabras surgen de toda una autoridad en la semana santa ciezana, como es Juan Gómez Gómez, conocido como "El Flecha", en una entrevista publicada en El Anda en 2008.

 


Y también suelta esta perla que tampoco tiene desperdicio: "Lo que mata a uno que va desfilando es la lentitud y tener que parar muchas veces". ¡Ojo, que habla en el 2008, cuando todavía no se alcanzaban las "velocidades de crucero actuales"! Nosotros estamos totalmente de acuerdo, y también creemos que las procesiones ciezanas padecen de una exasperante lentitud, de un boato excesivo. Son más lentas que el funeral de la reina inglesa.

Si las procesiones religiosas fueron manifestaciones de fe en sus inicios, en los tiempos actuales vienen a ser todo un espectáculo en las diversas ciudades y pueblos donde se desarrollan. Por tanto, deben enmarcarse en esa faceta, y por ello someterse a unas reglas que rigen esos acontecimientos públicos. Cualquier espectáculo, ya sea de carácter deportivo o artístico mantiene las coordenadas del tiempo como algo esencial. Un festejo taurino suele durar dos horas; más allá de ese tiempo, y a pesar que los espectadores suelen estar sentados puede resultar tedioso. Teatro, conciertos, acontecimientos deportivos, etc, están regulados por un tiempo límite.

Desde hace muchos años, prácticamente desde que "Tele-Red", la televisión local da cobertura a las procesiones ciezanas escuchamos el mismo soniquete en boca de algunos presidentes de cofradías: "Debido al buen tiempo reinante, queremos que la procesión se luzca, queremos recrearnos". Esto supone, a buen entendedor, que el desfile va ralentizado para mayor lucimiento,-según ellos-, y lo que debería durar dos horas se duplica al ir con velocidades de tortugas. Alguien se imagina, que al término  de los noventa minutos que suele durar un partido de fútbol, el arbitro después de haber pitado el final se dirija al centro del campo y diga a los jugadores: "señores, debido al buen tiempo que hace, vamos a recrearnos y seguiremos jugando durante cuarenta minutos más".

De todo el colectivo que participa en las procesiones, siempre nos toca la fibra sensible las bandas de músicas, porque ellos van realizando un trabajo que requiere de gran concentración, aparte de cargar con el consiguiente instrumento, y si en el largo tiempo de un desfile les viene una urgente necesidad fisiológica deben de aguantarse y proseguir. Los portapasos o anderos lo tienen fácil por aquello de los relevos. Los instrumentistas en cambio, lo tienen complicado. Y alguien nos dirá que para eso cobran, que tienen que aguantar lo que sea. Sin embargo, nos sigue pareciendo inmisericorde que tengan que soportar aquello que dice el popular "Flecha": "Lo que mata a uno que va desfilando es la lentitud y tener que parar muchas veces".
Y lo que sucede en los actuales desfiles ciezanos nos produce desazón y para colmo recordamos como una cofradía que es la del "Cristo de la Agonía" recibía multas por haber rematado su procesión del silencio un par de minutos más allá de lo estipulado por la junta general. Una verdadera contradicción, ya que ahora y al parecer esas reglas volaron por los aires, hay barra libre y los tiempos ya no son sancionables, ahora por el contrario se aplauden.

No entendemos el papel que hacen esos directivos a los que llaman "comisarios", y que constantemente vemos braceando como policías en la puerta de un colegio. Actualmente usan unos pinganillos para intercomunicarse, pero los parones y distanciamientos entre unas cofradías y otras se siguen produciendo con la consiguiente ralentización del evento. Personalmente hemos comprobado los tiempos reales de procesiones cartageneras como las de "marrajos" y "californios", y teniendo la misma cantidad de tronos que cualquiera de las grandes de Cieza, es decir: general de miércoles santo, viernes mañana y noche, las de Cartagena tuvieron una gran fluidez, un ritmo que les hacía culminar en dos horas y media.

En Cieza, con el mismo número de "pasos", se han dado ocasiones de haber duplicado ese tiempo. Ahora bien, si esto complace a los semanasanteros, pues a seguir recreándose....

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