miércoles, 11 de septiembre de 2019

LA "MIURADA" DE CALASPARRA


La galopada del segundo novillo del festejo, que causaría el éxtasis del público.
   Por unos instantes creímos estar viendo toros en el suroeste francés, cuando el novillero almeriense puso al cárdeno de Miura casi en la misma puerta de chiqueros y desde allí anduvo galopando hasta el piquero. Luego, la ejecución no fue lo mejor, a pesar de los aplausos de la concurrencia. Evidentemente esos aplausos fueron para el detalle del novillero y la emoción que supuso el ver la galopada del toro. Estas cosas rescatan las mejores esencias de una tauromaquia que en el país vecino se contemplan con naturalidad, y sin embargo aquí resulta algo exótico y pasajero.


   La novillada de Zahariche fue de lo más dispar en cuanto a presentación; desde el primero, un tanto escurrido de carnes y de escaso trapío; el cárdeno segundo, con hechuras de toro cuajado y el precioso castaño oscuro en cuarto lugar, un toro en toda regla. Luego, dieron el juego habitual del encaste: aprendiendo rápido, algunos cabecearon bastante, pero también dieron opciones de triunfo; probablemente si se les hubiera dado mas distancia, toreándolos en línea y no tan encima, así como citarlos con la muleta retrasada no fue lo mas conveniente para estos toros.
 
Una vara muy al uso, trasera y caída.

   En realidad, causaron el respeto que este afamado hierro suele provocar en las cuadrillas. Para algunos banderilleros fue como ir al cadalso, y las miradas al palco para suplicar el cambio de tercio eran de lo más patéticas. Se picó trasero, como es ya habitual en cualquier plaza. La suerte de varas que es el verdadero embrión de la corrida de toros va perdiendo consistencia día a día, hasta que quede siendo un mero acto simbólico sin trascendencia alguna. 


   José Antonio Lavado, José Cabrera y Fran Ferrer fueron los elegidos para lidiar los novillos-toros o más bien los toros-novillos de la legendaria ganadería sevillana. Tanto Cabrera como Ferrer entraron por vía de la sustitución. Con diferencia, lo mejor llegó de manos de José Cabrera. Anduvo muy suelto y dispuesto; banderilleó con solvencia, aunque un tanto rápido, y manifestó sus deseos de querer ser torero. La espada le impidió sacar mejor provecho de su actitud torera. 
Cabrera en un par muy ajustado.

    La "miurada" cerraba el ciclo de una Feria del Arroz en el 2019, donde una vez más el carácter y potencia de las ganaderías anunciadas se impusieron a la labor de las cuadrillas; apenas se cortaron tres trofeos y sobretodo la labor de algunos subalternos fue de un deficiente preocupante, cuando se ponen en juego los encastes que en esta feria son protagonistas. Se percibe que el público asistente conoce y sabe de que va la cosa; censura actitudes toreras que en otras plazas pasarían inadvertidas y es crítico y exigente con la labor de los novilleros. Por ello, la "Caverina" no es plaza festivalera, donde las orejas caen del cielo como si fueran brillantes gotas de rocío para los toreros. Eso dignifica a esta afición.
 
El almeriense José Cabrera estuvo en novillero absoluto, rozando el éxito con los "miuras".

   Pero, sin lugar a dudas, Calasparra cumple tres décadas de organizar estas novilladas tan encastadas, que son un espejo donde el verdadero aficionado se mira cada septiembre. Es la cara B de la tauromaquia: los soñadores del toreo con escaso bagaje y oficio se las tienen que ver con estas tremendas novilladas, con toros de mayor trapío que los consabidos toreros-figuras suelen verselas cada tarde en cada feria. Los chotos domesticados que se mueven como por mando a distancia en tantas ferias, aquí están proscritos.
 
El empresario Chicote durante la "miurada".

   Un trabajo constante de año tras año, que confabula una de las mejores ferias de novilladas del planeta. La "filosofía francesa" aquí también funciona: las peñas taurinas eligen las ganaderías junto al empresario, y comparten criterios a la hora de contratar a los actuantes. José Vélez como alcalde y presidente de la plaza y el empresario granadino Pedro Chicote forman el eje de todo este maravilloso entramado taurino.

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