Jesús Carbonell es un "voyeur" privilegiado. Su retina se funde con el visor de la cámara, para así escrutar retazos de intimidad en animales domésticos, aves exóticas, crepúsculos soñados y personajes a la deriva; que moran en una eterna incertidumbre.
Al igual que los antiguos griegos peregrinaban hacia el "oráculo de Delfos", Jesús se transforma en peregrino moderno; -viajando de acá para allá-, adentrándose en procelosos mundos, que le ofrezcan sensaciones variopintas y singulares, para calmar su insaciable curiosidad de artista; -al que no le basta con la cotidianidad, las cosas llamadas "normales", las situaciones ya previstas....
Sus ojos oscuros como el carbón, avivan una mirada densa y afilada; que recuerda al mismísimo Picasso. Carbonell hace gala de hombre mediterráneo; inquietud latente por todos sus poros, en su cetrina piel de conquistador de emociones, coleccionista de instantes fugaces que él congelará con la dulzura y sabiduría de un profundo soñador y enamorado de la vida. Y el humor y la ironía también habitan en muchas de sus fotografías, que ahora cuelgan en los vestíbulos del bello teatro "Wagner" en Aspe (Alicante). Un lugar amado por los grandes líricos, como el tenor canario Alfredo Kraus o Montserrat Caballé, que dejaron en varias ocasiones dosis inmensas de sus talentos.
Merece la pena acercarse hasta el "Wagner", para embriagarnos de las esencias que Jesús Carbonell ha derramado en sus imágenes; la luminosidad que adoban sus escenas, la lujuria del color y también arrebatarnos con la mirada hinchada de resignación, de un niño abandonado a su suerte y huérfano de casi todo....
Giovanni Tortosa; abril de 2014.
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