sábado, 6 de julio de 2019

TRIGUEROS-SEVILLA-ESCUELAS TAURINAS-MAESTRANZA


   Puede, que los muchos japoneses asistentes en la Maestranza para ver una de las novilladas de promoción, no entendieran la enorme bronca dedicada al presidente y en cuestión de segundos todo se trastocaba en una clamorosa ovación con premio de dos vueltas al ruedo para el novillero extremeño Eric Olivera. Éste hizo la mejor faena de la noche, acertando con una estocada baja, pero efectiva y el presidente le negó una oreja bien merecida. ¡Habría que saber, el trato de este presidente hacia las "figuritas del belén taurino"!..

El novillero murciano José María Trigueros, ensimismado, concentrado en pleno paseíllo.

   La noche sevillana nos regaló temperaturas inusuales en esta época y lugar: rondarían los 25 grados, y eso es todo un lujo asiático en un festejo en tan magnánimo templo taurómaco.
  Los novillos de "La Quinta", de excelente presentación fueron encastados, haciendo honor a su procedencia de "Santa Coloma" y Joaquín Buendía. Ideales para haber sido picados, pero claro, bien picados ya que ante este tipo de encastes lo normal es que sean destrozados en los caballos y luego se queden parados en la muleta. La moderna tauromaquia no está muy por la labor de estos encastes de pelajes cárdenos. Aunque en los dorados ochenta, los toros de Joaquín Buendía eran muy apreciados por las figuras de entonces; ahora no los quieren ver ni en acuarela. Por eso, tanta casta desbordó a los participantes, especialmente a la hora de la suerte suprema.
 
Trigueros, en unos doblones por bajo de gran sabor torero.

    José María Trigueros tuvo un novillo que apenas le dejó respirar, más o menos como el quinto y sexto, que se comian todo cuanto tuvieran delante. Asentado, con buen aire capotero, posteriormente construyó una faena elegante, muy en su línea clasicista, aunque su labor no terminó de cuajar debido a las exigencias del burel. Después de haber pinchado varias veces fue volteado de mala manera, y gracias al quite de sus banderilleros la cosa no pasó del susto.

Trigueros, en un lance al codicioso novillo de La Quinta.

  El sevillano nacido en Alemania Carlos Fernández dispuso de uno de los mejores novillos del encierro. Álvaro de Chinchón, proveniente del bello pueblo madrileño y con el sello de la escuela de don Julián (el Juli) nos hizo recordar, que no añorar, el estilo de su patrocinador. El sevillano de Lora del Rio, Manuel Casado despertó a los "japos" y público en general con un toreo de rodillas y que fue diluyéndose cuando quiso torear con los pies sobre el albero. Los espadazos en los costillares del animal tiraron por tierra cualquier atisbo de triunfo. En realidad, el uso de los estoques por parte de los actuantes no se parecían a las maneras usadas por Mazzantini o Frascuelo. Pero, es algo sabido que estos novilleros no atesoran bagaje suficiente como para ser perfectos en una suerte en la que algún que otro triunfador reciente en san Isidro suspendería de pleno.
 
Propietarios de la ganadería "La Quinta"

   Los ganaderos, a los que tuvimos a unos metros, salieron satisfechos con el juego ofrecido por sus reses. Nos dijeron que primero, quinto y sexto fueron lo mejor del encierro para ellos. Y otra de las cosas interesantes del festejo, fue la asistencia de público, que rondaría media plaza.
 
Los alumnos murcianos, Nacho e Iker, embelesados ante el precioso "jabonero" de Mesón Belmonte.

   Si el festejo tuvo sus alicientes, no lo fueron menos los prolegómenos, las horas previas en las que disfrutamos de la sevillanía, de los encantos en forma de "tapas" como en "Bodeguita Romero",  mesón "Serranito" o la "Bodega Belmonte". La tauromaquia se ve refrendada en estos y otros muchos locales sevillanos, marcando acentos que tiñen de hondo sabor sus ambientes.
 
El novillero murciano junto al séquito de seguidores: compañeros de escuela y familiares.

   Trigueros, la esperanza murciana en forma de torero, se vió reforzado por la presencia de seguidores, familiares y compañeros de la escuela taurina murciana, los cuales hicieron  un tremendo esfuerzo en sus apoyos y que hubieran dado todo por verle salir triunfante. No pudo ser, pero también es cierto que pisar tan egregio ruedo vestido de luces no es poca cosa, y que ese templo del toreo sea tál vez  donde mas emociones artísticas se hallan suscitado en torno a la historia de la tauromaquia.
 
Los alumnos de la escuela, Pedro Navarro, Iker Ruiz y Nacho Ayala en los interiores de la Maestranza.

    La agenda de Trigueros es amplia para esta temporada, de momento sus próximos compromisos estań en plazas como Valencia y Málaga, y posteriormente pasará a ser novillero con caballos en la feria de Murcia, y probablemente entraría en Calasparra, aunque sería todavía sin caballos. A partir de ahí le espera la etapa posiblemente de mayor complejidad y responsabilidad para todo aquél que quiere verse doctorado en tauromaquia.

  

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