lunes, 8 de julio de 2019

BODEGA BELMONTE-SEVILLA


   Quien fuera uno de los revolucionarios del toreo, Juan Belmonte Garcia, tiene en Sevilla un local en su honor. Se llama "Bodega Belmonte", en calle Mateos Gagos, 24, y podría ser un bar, una taberna o un restaurante. En todo caso, es un lugar con sumo encanto, donde cualquier detalle está cuidado al máximo. Nos gustaron las servilletas con los colores rosa y amarillo, como un guiño a los capotes toreros.

En el ángulo inferior derecho podemos ver las emblemáticas servilletas.

   La decoración es excelente, con ribetes modernistas, espacios luminosos que brindan tonalidades tostadas y suaves grises; la madera siempre presente y las paredes muestran fotografías de principios del siglo XX, momentos singulares del torero de Triana y colecciones de botellas. Aunque pudiera parecer abigarrado, la impresión que tenemos del conjunto es volátil, casi etérea y en parte debido a la perfecta iluminación.
 
Carta de la casa, con una pintura de Carlos Ruano Llopis en un cartel del año 1927.

   En su carta podemos encontrar la "Ensalada mixta Belmonte", "Ensalada Torera", "Flamenquillos de pollo", "Caldereta de Venao", todo tipo de croquetas, revueltos de verduras, o un extenso abanico de mariscos y pescados, donde predominan las clásicas frituras.

Fachada de Bodega Belmonte.
   Las tapas de jamón ibérico y un buen surtido de "finos" y "manzanillas" son uno de sus potentes reclamos. Los precios están en consonancia con el resto de locales, en pleno barrio de Santa Cruz.

Una calle rebosante de encanto, en pleno barrio de Santa Cruz.


   En el interior del local queda un patio con algunas mesas, un reducto pleno de luz para deleite del comensal. Un establecimiento que no dejará indiferente al cliente, y especialmente a los aficionados taurinos, los cuáles se sentirán en una atmósfera contemporánea con claras resonancias del pasado, y el recuerdo del "Pasmo de Triana" está siempre presente.
 
La encorvada figura de Belmonte y un poema que figura en el reverso de la carta:

Y siempre el asta de un toro buscandole el corazón, como buscando un tesoro.
Pero burlaba el peligro dialogando con la muerte con inmutable estoicismo.
Fijos los pies en la arena, explicándole al cinqueño la lección de la faena.
Hasta que llegó el día del toro del desengaño, con ese nadie podía.... 
                            
 

                     


  

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