Se ha convertido en todo un rey de los pueblos que frecuenta, que son aquellos de la Comunidad murciana: pequeños pueblos, grandes, pedanías, todos ellos le reciben como si de un Mesías televisivo y redentor se tratara. Los ágapes que le tributan no tienen nada que envidiar con los ofrecidos en palacios y fiestas regias. Sabedor de toda esa estima y cariño, él desvía su protagonismo y hace ver que el mérito de "Oro Molío" recae en sus compañeros.
En este mismo blog escribíamos el trece de febrero de 2020 : "Para nuestra suerte y la de muchos televidentes, Alfonso es un presentador de carne y hueso, que nada tiene que ver con los estereotipos que ciertas cadenas diseñan para estos profesionales. Profesionales que están mas cerca de ser "humanoides", personajes que nada tienen que ver con el mundo real, fantasmas de sí mismos". Una panoplia de gestos y voz ligeramente enfatizada, hacen de Alfonso De La Cruz todo un paradigma de la comunicación audiovisual, aunque los afectos impregnados en su discurso hagan todo un homenaje a la amistad de siempre, a eso que se daba en los pequeños pueblos, en las aldeas, que nada tienen que ver con las actuales amistades cibernéticas; esas de las cacareadas "redes sociales".
La gastronomía es la columna central del programa comandado por don Alfonso; la representación "Murcia 1001 sabores" hace que entrevistas a cocineros o artesanos panaderos, reposteros, sean lo más potente. El resto del programa se dedica al pequeño comercio, personajes carismáticos o artesanos locales. En todo ello el comunicador caravaqueño despliega su contagiosa simpatía, convirtiendo el espacio en un tiempo balsámico donde los protagonistas se sienten absolutamente relajados, como si su cotidianidad fuese una constante exposición ante las cámaras.
Don Alfonso maneja un lenguaje ameno, directo y sencillo donde afloran términos taurinos, deportivos, pero sobretodo enfatiza cada palabra, subrayando con elocuentes gestos. Los salazones como hueva o mojama puede que sean su gran delicatessen, aunque no desdeña ninguno de los platos que los diferentes cocineros le ofrecen. En definitiva, alguien que ama las tradiciones de su tierra: semana santa, moros y cristianos, navidades, fiestas locales, etc, es el mejor faro-guía, el espíritu emblemático ideal para enaltecer la ruralidad, la nobleza de los pequeños pueblos murcianos. ¡Todo un lujo don Alfonso!...
Fotografía: Alfonso De La Cruz en una reciente visita a pastelería "Las Delicias" de Cieza.
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