domingo, 10 de abril de 2011

MANUEL J. CARRILLO MARCO, UN RENACENTISTA EN EL SIGLO XX










"A mi lo que más me atrae de este trono, aparte de la conjunción entre trono e imágenes, es la distribución de sus figuras. Es una composición sumamente equilibrada, que puede ser vista desde cualquier ángulo, sin perder su armónico equilibrio". -Así definía, con este comentario, el desaparecido poeta Aurelio Guirao, el paso "Santo Sepulcro" de Manuel Carrillo en la noche de viernes santo de 1993, en una televisión local de Cieza-. Y es que en la obra escultórica del maestro Carrillo sobresale un gran naturalismo unido a la mejor concepción compositiva de sus pasos procesionales.
Manuel Juan Carrillo Marco nació en la añeja calle Cartas de Cieza el 23 de junio de 1915. Su padre Manuel Carrillo Garcia también fue escultor, siendo continuadora de la saga familiar su hija Carmen Carrillo Ortega. En el volumen sobre la "Historia de Cieza", referente al arte, Manuel Carrillo Marco figura como "artesano local", -y no es que ser artesano local sea un desdoro, una deshonra para nadie-, pero cuando se logra insuflar el movimiento tan veraz y natural a las figuras andantes que son los discípulos del paso "Entrada de Jesús en Jerusalén", no cabe la menor duda que su autor es un escultor con mayúsculas. Esos mismos discípulos nos traen a la memoria el bellísimo cuadro, -auténtica joya del museo del Prado-, que es el "Tránsito de la Virgen" del italiano Andrea Mantegna. Dos figuras masculinas, de pie contemplan el cuerpo yaciente de la Virgen, recién fallecida. Porque los imagineros de la época de Carrillo tenían en muchas de sus obras, como fuente de inspiración a los clásicos maestros de la pintura. Sin embargo, en la actualidad la influencia del cine se ha dejado notar en muchos imagineros; que posiblemente en la búsqueda de un realismo mas contumaz prefieren el celuloide a las representaciones de Rubens, Correggio, Mantegna, Tiziano u otros grandes.
La imagineria de Manuel Carrillo posiblemente sea la menos "salzillesca" de un escultor, como el, nacido en tierras murcianas. Pero el luminismo levantino de artista mediterráneo se entremezcla con la impronta castellana que dejó en su obra el haber vivido varias temporadas en Valladolid. La intensidad de Gregorio Fernández y Juni se transfieren en las figuras de Carrillo para hacerlas mas rotundas y transcendentes.
La vida artistica de Manuel se diversificó en facetas como la de tallista ornamental, tronista, escultor, dibujante, pintor y músico. En el 1988, a la edad de 73 años el maestro Carrillo marchó, quizás a la búsqueda de aquellos a los que tantas veces representó e inmortalizó con tanta maestría y oficio. Y como no, una vez traspasado ese umbral, la valoración de su obra tomó mejores consideraciones; se sucedieron los homenajes póstumos, incluso algunas cofradias de su tierra sacaron a relucir aquellas obras que fueron postergadas y reducidas al olvido, habiendo sido sustituidas por las de otros autores. De todos modos las alas de sus ángeles seguirán refulgentes de luz, agitando las noches de viernes santo y sus discípulos no dejaran de caminar en busca de su autor.....

Giovanni R.Tortosa.




Fotografias de Carpio, Avellaneda y familia Carrillo Ortega.

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