miércoles, 27 de abril de 2022

UNA PAREJA DE ENSUEÑO, EN TIERRA DE BARROS

 El maestro Lechón, o Paco Lechón como así le llaman en su pueblo, parece un artista bailarín procedente del viejo Montmartre, como salido de los camerinos y tablas del mítico Moulin Rouge. Y que después de una intensa vida parisina optó por regresar a la Puebla del Prior. Para no olvidarse de los ritmos que tantas alegrías le proporcionaron, ahora enseña otro tipo de ritmos, los de allende los mares, es decir caribeños.



María José Aguilar es ante todo, inteligente, afable, encantadora y dueña de una amplia cultura, pero también es una enamorada de cualquier esencia que le haga vibrar el contorno preciso y precioso de su cuerpo ondulante y altanero, crepuscular y cadencioso como los atardeceres de su Hornachos y por tanto los ritmos latinos le vinieron como a Morante un sombrero de "jipijapa" o un traje de lino blanco.     

No hay nada mejor en Tierra de Barros, después de haber degustado sus bondades "ibéricas" y sus vinos generosos y potentes, percibir el embrujo abigarrado de sensualidad de esta pareja de bailarines, que son como una bendición "orbi et orbe", una sacudida de viento fresco en esta época grisácea que vivimos, donde los descerebrados malgobernantes sólo saben pergeñar el apocalipsis soñado por ellos.

 En sus espectáculos nos harían sacar el sombrero al contemplar tan delicioso festival de sensaciones: movimiento, formas, sonido,plasticidad y por encima de todo: emoción. Para un maestro debe ser motivo de orgullo, saber que su alumna le aventajó en capacidades técnicas, y eso lo atisbamos en uno de sus recientes eventos: la alumna más bien parece la profesora y el maestro se trastocó en alumno. Mil gracias a ambos extremeños por habernos deleitado con su talento.




 

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