El pasado verano, el Granada C.F. ascendía a la primera división del fútbol español, y con ello Quique Pina ascendía a los cielos futbolisticos.Era la coronación a aquella aventura forjada en su Murcia natal con el jovencísimo equipo llamado Ciudad de Murcia, donde Quique fue principal artífice y creador. Pero la ciudad de Murcia es sumamente conservadora y no admite fácilmente nuevos retos, aires nuevos, experiencias que refresquen su historia. Hacer sombra al sempiterno e histórico Real Murcia no era tarea fácil para los gestores de este nuevo club cuyos ascensos a categorías superiores fue trepidante hasta llegar a segunda división A. Puede que desalentado, al no recibir el apoyo y comprensión de su ciudad, Quique tuvo que deshacerse de aquello para emigrar a otras tierras donde confiaran en su intuición y gran olfato futbolistico.Pina posee ese talento innato, de visionario en un mundo tan incierto como el fútbol. Eso le ha llevado a ser uno de los mas contrastados agentes de futbolistas en la actualidad, uniéndose a la familia Pozzo, directores y propietarios del Udinese.Conocí a Quique cuando era jugador. Había estado en varios equipos de la tercera división. Y como el decía, su misión era "llevar la manija del equipo", en su labor de centrocampista.Le compré un coche, ya que Pina, en esa época vendía coches clásicos. Fue un precioso "Escarabajo" de color champán y que todavía conservo. Quique me pareció un tipo inquieto, ambicioso, con muchas ganas de escalar y con unas ideas absolutamente claras. Y años después quedó refrendado con su exitosa carrera. Lo que Murcia le negó, o tal vez no supo valorar en Pina, ahora son otros escenarios, otras gentes, que si confían en su talentosa mirada para escrutar artistas sobre un césped.....
Fotos, Diario SPORT
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