Pastel sobre cartón. 50x37 cms.
El puerto ateniense del Pireo es todo un espectáculo en sí. De un intenso transitar de viajeros, muchos de ellos con destino a las numerosas islas que rodean la península griega. La atmosfera grasienta tamizada por la férrea luz que inunda a esta ciudad, las aguas de tonos oliváceos, unos niños pescando sobre una barcaza y los viejos barcos ponen un acento en este lugar portuario de la vieja Atenas.
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