Para elaborar este plato, en primer lugar congelé un par de rodajas de salmón fresco. En el posterior proceso de descongelación y aprovechando la dureza del pescado, -todavía sin terminar su descongelación absoluta,- lo fui cortando en finas láminas, ayudandome de un cuchillo japonés para pescado, (el cuchillo de jamón también es válido para esta operación). Coloqué las algas en un recipiente con agua fria dejándolas durante veinte minutos para su depuración. Después fueron cocidas a fuego lento hasta la casi total evaporación del agua. Durante este tiempo el salmón ha perdido su rigidez inicial para tornarse blando y comestible. Con la ayuda de un molde coloqué parte del salmón en el centro del plato, dejando el resto para decorar los laterales. Las algas fueron colocadas en la parte superior, salpicandolas con un poco de salsa de Soja, y para finalizar esparcí unas generosas gotas de aceite de Albahaca. Prescindí de "salpimentar" al considerar que tanto las algas así como la salsa de Soja son suficientemente saladas. Acompañé este plato de tintes orientales con un fresco vino de Rueda, en concreto un Blanco de Nieva 2010; elaborado exclusivamente con uva "Verdejo". Un plato refrescante, ligero y con alto contenido de nutrientes, tanto por las algas "Iziki" (hierro, calcio, yodo, fósforo, vitaminas A, B1, B2, Niacina, etc), como las propiedades del salmón, entre las que se encuentra el aporte de aceites Omega 3.....
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