Lo del homenaje al polifacético Rogelio Gil-Serna por parte de Los Amigos del Arte vino a cerrar una trilogía de eventos, que tuvieron como escenario la romántica bombonera del teatro Cervantes de Abarán en los últimos meses.
Rogelio Gil-Serna |
El primero de ellos tuvo que ver con la magnífica puesta en escena de "La Traviata", por la ya consabida compañía operística de Moldavia. Sin duda, uno de los mejores de los últimos años. Después aparecieron los "Tres Tenores", como un resabio artístico de aquello que montaron para Domingo, Pavaroti y Carreras; -al parecer con la intención de hacer más visible y popularizar la lírica. Eso es lo que nos cuentan, luego vienen las multimillonarias cifras para productores de esos eventos. No sabemos el resultado de estos experimentos, pero nos huele a que los teatros operísticos siguen yendo los mismos de siempre.
![]() |
En el fondo la Coral Ars Nova junto a la soprano extremeña Carmen Solís. |
Nosotros que sentimos devoción casi franciscana por Velázquez, y en cambio Picasso nos deja indiferentes; que estamos más cercanos a las tauromaquias del diecinueve con Frascuelo, Lagartijo o Mazzantini que los actuales Morantes, Rocas, y demás séquito. Por eso mismo, en cuestiones musicales nos debemos a unos principios y parámetros purístas, y creemos que el mundo lírico, especialmente la Ópera debe permanecer en su marco primigénio.
![]() |
Ars Nova junto a Carmen Solís y el barítono Juan Jesús Rodríguez. |
Por ello, cuando oímos a un cantante lírico ejercer de tanguero, de verlos esforzarse para interpretar un bolero o cosas similares nos dan ganas de salir corriendo. Es como si escuchamos a El Fari o Manolo Escobar en un aria de Donizzeti. Cada género requiere un tipo de intérprete y no podemos sustituir jamás a Manzanero, Gatica, Moncho, incluso el mísmo Julio Iglesias interpretando "Amapola" por un Josep Carreras, por muy hermosa y potente voz que tenga el tenor catalán.
En aquella fastuosa gala sólo nos sirvió la primera parte; apenas amortizamos los treinta euros que pagamos por dicha entrada. Nos hubiera ido mucho mejor tomarnos unas cañas en el cercano mesón Flamingo, a pesar de la intensa ducha de luz de neón que el local tiene, más cercana a un quirófano que un bar. ¡Por cierto, y hablando de luces!, ¿quién habrá tenido la genial idea de colocar ese potente foco en el centro de la platea del Cervantes? Realmente desmerece de la deliciosa atmósfera del resto de iluminación. En su conjunto son luces más bien cálidas y ese foco es como una espada flamígera que cae de forma invasiva y cruél sobre el personal. Nos duelen estas cosas, porque el Cervantes es una de esas joyas que todavía perduran en la región murciana, que verdaderamente nos hacen viajar en el tiempo, que nos evocan el romanticísmo como una de las épocas doradas del teatro ya sea en versión lírica o clásica.
Por último llegamos a la gala homenaje al sempiterno maestro Rogelio Gil-Serna. Aparte, otros integrantes ya desaparecidos recibieron el honor de Los Amigos del Arte. Tanto las voces de los actuantes, Carmen Solís como soprano y Juan Jesús Rodríguez como barítono, las calidades y puesta en escena tuvieron una enorme calidad, así como la cercanía de los intérpretes. La coral ciezana Ars Nova actuó de manera elegante y solvente, como también, el director de Blanca, Víctor Cano.
![]() |
Víctor Cano. |
Medalla aparte, el maestro y el resto del público tuvimos el mayestático placer de escuchar el Prelúdio de la "Canción del Valle", zarzuela de corte localísta, como casi todas, obra de Rogelio Gil-Serna. Y la reflexión que nos hicímos al final del evento: "¿y por qué no se hizo el esfuerzo de un estreno íntegro? Cantantes y músicos los hay por doquier, pero, ¿y compositores? ¿Tiene Abarán docenas de zarzuelas dedicadas a su tierra? Una tierra, por cierto, donde más compañías de tál género se han dado en la historia española, y tienen a un compositor para nuestra suerte vivo y creativo... Ahí dejamos nuestra reflexión.