jueves, 28 de noviembre de 2024

Apoteósica "Traviata" por la Ópera Nacional de Moldavia

Para los amantes de la "lírica" que, Guiomar Cantó (Madrid, 1985) se haya olvidado de ser  abogada para convertirse en la soprano que ahora es, supone una bendición de los dioses, un regalo para los sentidos. Al fin y al cabo, letrados los hay a patadas, aunque siempre en número inferior al sector parasitário de los políticos; sin embargo una cantante lírica de su refinamiento y técnica no las tenemos a docenas.


Guiomar Cantó junto al tenor Giorgi Meladze.

El recital que ofreció en la memorable bombonera que es el Cervantes de Abarán, quedó para la historia. Como si a Morante le hubieran soplado las musas en plena Maestranza sevillana y cuajara a base de duende, pellizco y enjundia su mejor faena, o como si un pintor del siglo diecinueve sacara a relucir toda la policromía de su paleta;  los infinitos matices de una diversidad cromática poco común; -hoy que casi todos los pintores pintan con escaso color y exceso de frialdad. 


Violeta Valery en el lecho junto a Annina.

Guiomar sacó a relucir todo un apasionante equipaje artístico en forma de arpegios de todos los colores y matices. Se dió el gusto de disfrutar con las diversas intensidades tonales, en subidas con agudos trepidantes y un enorme reguero de susurrantes matices en tonos medio-bajos.  Jugó con la voz como el tahúr con las cartas.


Violeta Valery junto a Giorgio Bermont.

No nos extraña en absoluto que su fetiche idílico sea el paradígma María Callas. Y no solamente brilló con la voz y sus mil matices, también lo hizo en el sentido actoral. Actitudes y poses rebosantes de armonía, tanto en las escenas corales, duetos y especialmente cuando se halla en el lecho como enferma de tísis. La manera de erguir su cuerpo, la forma de abandonarse mientras se abraza a Alfredo tienen una estética de altos registros.

Rodica Picireanu.


En definitiva, actuación brillantísima de la soprano madrileña, pero que rivalizó con otros dos portentos: el tenor Giorgi Meladze en el papel de Alfredo y el barítono argentino Pablo Rossi Rodino como padre de Violeta (Giorgio Germont).


El barítono Pablo Rossi en una escena junto a Guiomar Cantó.

La calidad vocal, la fuerza y potencia de Giorgi, y el oficio unido al talento excelso de Pablo Rossi hicieron que el público valorase sus méritos artísticos y al final fueron compensados con ovaciones crujientes y enfervorizadas. Si en 2019 vivimos una puesta en escena por la misma compañía moldava, en éste sentimos que no solamente quedaba muy lejano, es que también notamos las enormes calidades que ésta última representación nos dejó a diferencia de la anterior.


Guiomar Cantó junto a Giorgi Meladze, su partenaire.

Un trabajo coral perfectamente ensamblado, desde la orquesta dirigida por José Escandell, los coros de la mano de Oleg Constantinov, Rodica Picireanu, que también ejerció como mezzo-soprano en el papel de Flora Berboixo.  Aparte de la trilogía estelar de cantantes, también destacaron el bajo David Cervera en el papel del doctor que atiende a Violeta. Tatiana Jelchiu como Annina. Simone Frediani como Gastón, Andrei Caraman en el papel del Barón Douphol, y el bajo Constantin Pacatovici como Marqués. 


La famosa escena que precede al popular brindis.


Todo ello basado en la dirección artística de Leonor Gago, una profesional que viene avalando desde hace algunos años la calidad de esta compañía que bajo las siglas "LGAM" presenta en colaboración con el Teatro Nacional de Moldavia todo un espectáculo irreprochable en su puesta en escena.


La magnífica orquesta dirigida por José Escandell.


El público asistente que llenó casi la totalidad del aforo, tendría la sensación de haber sido ungido por un bálsamo rebosante de arte y que a buen seguro le colmaría espirituálmente en mayores dosis que haber asistido a diferentes litúrgias de diversas iglesias.



Y en todo espectáculo siempre quedan entre bambalinas, personas que también son artífices de la magia escénica: Stefan Gilca como iluminador y algo muy a tener en cuenta en la ópera, la traducción simultánea llevada por la familia García de Castro. También nuestro reconocimiento a alguien que es pieza fundamental en la organización de estos eventos líricos: Jesús de La Cruz Montiel "Piti".


Jesús de La Cruz Montiel "Piti"


Una noche lírica para enmarcar, sin duda alguna el mejor de todos los acontecimientos artísticos que hemos presenciado junto al maestro y compositor Rogelio Gil-Serna en Abarán.


Rogelio Gíl-Serna.






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