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Carmen en su estudio. |
En los últimos años de su vida, Carmen Carrillo Ortega vivía en permanente zozobra, y todo ello por mor a su profesión de escultora, a un oficio aprendido del padre que le otorgaba una enorme dignidad, un alto concepto de la honestidad como artista.
Siempre mediante el teléfono con tiempos infinitos y como si aquello fuese parte de una tertúlia de café parisino. Por medio, siempre omnipresente la temática de escultura religiosa; una esencia que iba ligada a ella a través de abuelo y padre. Antes de su ida a otros confines y debido a mi estancia por un tiempo en Cieza, le propuse vernos para tomar un café real en una cafeteria local, pero Carmen no me dió el sí pero tampoco el no, todo quedó en una estela ambigua. Aquello me hizo pensar que su estado emocional no le daba como para ir a una fiesta balinesa o algo semejante. La melancolía le envolvió de forma barroca como una capa ejecutada por Gregorio Fernández y Carmen no pudo superar la grisura de un mundo que le tocaba y le marginaba al unísono.
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"Unción en Betania", su obra más emblemática. |
-"Nena, esto que he visto en Jumilla no se parece para nada a lo que tu haces. ¡Muy raro todo!" -Quien así hablaba era Toñi Benedicto, por ese tiempo corresponsal de un diario murciano en una visita al estudio de Mariano Spiteri, escultor y creador del paso "Jesús ante Pilatos" que procesiona en Cieza. Realmente este paso tuvo el dudoso honor de encabezar la larga fila de otros muchos que llegarían a Cieza hasta el día de hoy. Y nos referimos a la aparición de imágenes supuestamente elaboradas por el icónico artilugio llamado "pantógrafo". Para los que no tengan idea de dicho elemento, diremos que se trata de una máquina compuesta por un eje y motor central, que hace mover un brazo que palpa el modelo y otro que ejecuta como si fuera un escultor, logrando tallar la madera; -digamos algo así como actuaría una fotocopiadora. Es evidente que el trabajo del imaginero queda relegado a la eleboración de un boceto-maqueta y luego el pantógrafo se encargará del resto.
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Una imagen de un pantógrafo. |
Carmen siempre se mostró contraria a esta técnica, aludiendo que se estaba abaratando y pervirtiendo una profesión tán hermosa y enriquecedora estéticamente como el de la escultura religiosa. Hablamos mucho sobre ello, por esa desazón suya, por esa incomprensión de las cofradías hacia lo auténtico y derivando más bien en bisutería que no en oro.
"Hicímos una excepción en la lista, reconsiderando un grupo escultórico que tiene mucho interés: "Unción en Betania" de Carmen Carrillo. El marcado acento teatral que preside esta composición, por otro lado bastante equilibrada, nos hizo reparar en ella. Las figuras de Marta y María ostentan un donaire, un portentoso embrujo plástico que no pasa desapercibido. En cambio, la figura de Jesús, quizás demasiado hierática nos hace recordar el clásico prototipo de Jesús ante la Samaritana. Por otro lado, la puesta en escena de este paso nos parece muy sugerente y casi mágica: la iluminación envuelve las figuras desde abajo, provocando la ilusión óptica que les confiere un aire como de flotación en el trono." -(Comentario que hicimos en éste mismo blog en un artículo acerca de los mejores pasos de la semana santa y que alude a la obra de Carmen).
Pero, está claro, mientras nosotros humildemente pensamos así de su paso, la cofradía propietaria de dicho trono optaba por darle salida, y la historia seguía en su misma espiral. Ya la mísma hermandad dejó entrever darle salida a la "Entrada en Jerusalén", obra del padre; cosa que se nos antoja como una atrocidad, pero al final reinó la cordura. Con Carmen parece que no será así.
-"Cuando no había dinero, mi padre era el comodín, le hacían encargos que luego cuando sí hubo dinero a raudales, por aquello de las papeletas de los bares, entonces se iban a Murcia u otros sitios y les hacían obras que irían a sustituir las de mi padre". -Así se expresaba Carmen, con cierto deje de amargura cuando hablaba del maestro Manuel Juan Carrillo Marco, su amado padre.
Su obra en general ha tenido la impronta de emerger de su propia raíz familiar, de los viejos esquemas trazados por varias generaciones pasadas y Carmen podrá presumir de haber sido absolutamente fiél a esos parámetros familiares, a un oficio con reciedumbre y empaque. Grandeza aparte, su "Unción" pasará a la historia puede que secreta de la semana santa ciezana, por haber sido la última obra realizada de principio a fin por manos humanas, no por una máquina robotizada. Y eso ya es un mérito enorme...